Por Jorge Bello Domínguez
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Rita García Tesoro, es una mujer artemiseña, que tiene su dirección en calle 7, #209A, en el Reparto Paradero de Mangas, perteneciente al municipio cabecera de la provincia.
Esta anciana pide limosnas, desde hace más de 18 años. Cuando conversamos con ella se encontraba en el municipio Güira de Melena, casi a 40 kilómetros del lugar donde vive.
Con su pequeña estatura y delgadez, va puerta por puerta en los poblados de la provincia pidiendo ayuda para poder subsistir junto con su hijo enfermo del corazón. Con voz entrecortada por su dolor, relató cómo realizaba esta práctica.
Su hijo Guillermo Reyes fue operado del corazón cuando tenía 26 años, por su estado de salud no puede trabajar y recibe una pensión mensual de 248 pesos cubanos (cup), equivalente a unos 10 cuc (moneda convertible). Plantea Rita que esa suma de dinero no les alcanza para nada, porque todo el mundo conoce lo difícil que está la vida y cómo muchas cosas hay que solucionarlas en el mercado negro.
Los alimentos están muy caros y escasos y lo que logro juntar es para poder costear lo poco que puedo dar de comer a mi hijo, y también poder aliviarlo con los gastos de la casa.
Él no sabe que yo hago esto y cuando me pregunta de dónde saco el dinerito que tengo, le digo que me lo gano trabajando en una casa en la que estoy colocada como criada. No tienen idea cómo me puedo sentir con esta edad y con estos trajines para poder sobrevivir.
“El Estado no nos da atención”, comento Rita y añadió: “En una ocasión le escribí una carta al entonces gobernante Fidel Castro, donde le hacía referencia a mi miseria. La carta me la contestó un funcionario de nombre René Montes de Oca y me dijo que la había remitido para la Dirección de Trabajo y Seguridad Social, para que de esta forma se resolviera mi problema. Imagínate que contenta me puse.”
Pero según cuenta la anciana, su alegría duró poco, porque en esa dependencia no le dieron atención alguna, por el contrario ella sintió que la marginaban aún más.
Lo cierto es que esta mujer de 63 años continúa pidiendo a diario alguna pequeña ayuda económica a personas caritativas, para de esa forma poder alimentarse ella y su hijo, aunque para ocultarlo de él tenga que recorrer grandes distancias y moverse en diferentes pueblos de su provincia.
Hoy en día se ha vuelto más frecuente ver personas pidiendo limosna, porque la situación económica del país cada vez se hace más difícil para el cubano de a pie. Es lastimoso ver ancianos en estos menesteres, la mayoría de ellos pasando hambre “literalmente”.
Artemisa, 12 de marzo de 2015.