miércoles, 27 de septiembre de 2017

UN DÍA EL PUEBLO TOMARÁ LAS CALLES

Serán multitudes de cubanos que se echarán a la vía pública para reclamar su derecho a tener una vida digna
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Protesta masiva en La Habana, 13 de septiembre de 2017 (foto Liu Santiesteban/Facebook)

LA HABANA, Cuba.- Los comentarios en la calle durante los días del huracán Irma no paraban, en cualquier lugar alguien decía: “¿Dónde está Raúl?”. El dictador-presidente no apareció ante el pueblo ni siquiera para dar las condolencias a los familiares de los que murieron. Claro, estos decesos se produjeron por “no cumplir las orientaciones de la Defensa Civil”; porque este es “el país más organizado del mundo si de problemas climáticos se trata”.

Cuando Fidel Castro (ahora conocido como “La Piedra”) se ausentaba de la escena política, sucedía lo mismo, comenzaban las especulaciones. Sobre Raúl algunos dicen que ha estado enfermo, otros que se encontraba viajando y no ha faltado –con ese humor de los cubanos, a pesar de las circunstancias- el que ha dicho que estaba operándose para convertirse en un transgénero y ser de nuevo Presidente en el 2018.

Lo cierto es que entre los dos hermanos hay mucha diferencia, el difunto hubiera salido a la palestra pública para dirigir al Dr. Rubiera en sus pronósticos meteorológicos, porque él era el que mejor guiaba a los ciclones y también hubiera ido a darse baños de masas con los infelices que todo lo perdieron, para decirles que la “Revolución” no los dejaría desamparados.

El dictador de turno no es buen orador, tampoco practica las relaciones públicas, por lo que prefiere que sean los de abajo los que den la cara, para eso tiene unos cuantos Generales de todo tipo (Brigada, División y Cuerpo Ejército) que deberán lidiar con el pueblo y las cámaras de televisión.

Pero al final, el hombre apareció junto a Maduro y la “Primera Combatiente”, en el aeropuerto y en un lugar donde un barco venezolano dejó la ayuda que trajo el “pichón” de dictador desde su país.

También el periódico Granma publicó una foto de Raúl Castro, junto con algunos dirigentes del Estado y el Partido, en una reunión de análisis, pero estaba de espaldas. La televisión cubana mostró también escenas del encuentro, pero mudas; en ningún momento se oyó hablar a alguno de los participantes.

Todo esto hizo especular a la gente, pero hubo un hecho que sacó lo peor de todos los comentarios hacia la calle. Se mostró en el Noticiero de TV la restauración de Varadero y acto seguido una escena donde un grupo de hombres del campo clavaba unos horcones en la tierra, hechos con los árboles caídos, para construir la vivienda de un campesino. Este contraste entre lo que ofrece el capitalismo y el socialismo ha sido motivo de murmuraciones fuertes en disímiles lugares, incluyendo las tiendas de divisas, donde antes los empleados solo escuchaban; pero en esta ocasión fueron elementos activos de las críticas.

El régimen, que toma el “estado de opinión” en la sociedad de forma diaria a través de los numerosos mecanismos que tiene en los barrios, centros de trabajo, de estudio, etc., dio marcha atrás a su plan de cobrar el transporte y la distribución de las donaciones hechas al pueblo por diferentes países y organismos internacionales. Primero el Ministerio de Finanzas y Precios anunció que esto se cobraría y solo cuatro días después la Gaceta Oficial se encargó de decir que sería gratis.

Han pasado ya unos cuantos huracanes por diferentes provincias del país, adicionales al que dura más de 58 años. El pueblo ha vivido estas experiencias y sabe que el problema más difícil de todos, la vivienda, no se va a solucionar. En la capital se reportaron 4 mil hogares afectados, con diferentes tipos de daños, que incluyen el derrumbe. Solo habría que decir que, si hasta el momento no se solucionaban los problemas de personas que estaban viviendo en condiciones infrahumanas, ¿cómo se puede pensar que los que sufrieron estragos van a recibir mejoras?

El pueblo de Cuba está en un estado de desamparo total, no le interesa para nada al régimen lo que está sufriendo la gente. Nadie garantiza que llegue la ayuda a manos de los damnificados y que no vaya a parar a las Fuerzas Armadas y al Ministerio del Interior.

Ha quedado la experiencia de algunos grupos de ciudadanos que, en diferentes barrios y pueblos, probaron la protesta en la calle y les dio resultados, porque de forma inmediata les restablecieron la electricidad y el agua. Algún día –estoy segura no muy lejano- serán multitudes de cubanos que se echen a la vía pública para reclamar su derecho a tener una vida digna, porque no hay dudas de que los habitantes de este archipiélago, con tantos problemas acumulados, padecen de una depresión colectiva que no les permite tener una existencia social sana.

jueves, 7 de septiembre de 2017

EL SOCIALISMO PIERDE POR CONTRASTE

Muchos cubanos pueden comparar cada día cómo viven sus iguales en países con libre mercado
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Un cliente se asoma a una nevera en un “Ten Cent”, tienda estatal (Archivo)

LA HABANA, Cuba.- Muchos se preguntan por qué el régimen quiere acabar en estos momentos con los trabajadores por cuenta propia; otros tienen su oportuna respuesta. Yo pertenezco al segundo grupo y pienso que el sistema socialista no aguanta un contraste con el capitalismo. Contraponer uno a otro le da la victoria rotunda a la libre empresa y ya en Cuba —en estos momentos— se puede apreciar cómo vive quien depende del socialismo y el nivel social que ocupan los que han optado por la forma de trabajo por medios propios.

Solo habría que mirar hacia el interior de un hotel cinco estrellas para turismo internacional. Los que allí laboran no se sienten como si estuvieran dentro de la isla mientras cumplen su jornada de trabajo; después cuando terminan y van a la casa, despiertan a la realidad. Y el régimen no puede dejar de permitir que cada uno se pregunte: ¿por qué yo no puedo visitar como turista cualquier país del mundo? Sin dudas los contactos que tienen con los extranjeros, ver como visten, como comen e incluso el dinero que tienen, los acerca a añorar el capitalismo.

Hay una gran desigualdad de estratos sociales que marca también —en el interior del país— la diferencia entre el capitalismo y el socialismo. Los que reciben dinero del exterior, los que trabajan con firmas extranjeras, los cuentapropistas, los familiares de la alta jerarquía, viven en un entorno muy distinto de los trabajadores estatales, cuya única fuente de ingreso es el mísero salario que les paga el Gobierno.

El primer grupo tiene “moneda dura” para poder ir a tiendas, restaurantes, cabarets, piscinas, hoteles, etc., incluso hasta para comprar autos y tener sus viviendas confortables, arregladas y con aire acondicionado.

Cuenta a su favor que no necesitan del transporte público para moverse, no tienen que esperar que llegue el picadillo de soya a la bodega para poder comer, las medicinas las compran en las farmacias por divisa y el dinero les alcanza para ir “tocando” por ahí a todo el que se les interponga con las restricciones estatales. Tampoco tienen que lidiar con la negligencia y la chapucería a la que está sometido el resto del pueblo.

Al segundo grupo nunca la moneda se le pone dura, porque reciben el pago de su salario en pesos cubanos, que no pueden convertir por ser la tasa muy alta, y tienen que conformarse con cambiar —los que pueden— tres o cuatro pesitos para comprar cosas tan básicas como el aceite o un paquete de perros calientes, o picadillo de pavo, que es lo que esta clase social puede comer de lo que se vende en las tiendas conocidas por “shoppings”, porque un kilogramo de carne de res, de la más barata, vale 14,60 CUC cuando lo sacan a la venta. Nada menos que 365 pesos moneda nacional, más de la mitad del salario promedio que de forma oficial dicen que hay en el país.

Los que trabajan para el Estado se tienen que conformar con los servicios ineficaces e insalubres que brinda el oficialismo, que a su vez resultan caros para el bolsillo del cubano promedio. Además, tiene que comprar los productos del agro en el sector privado, porque lo que se vende en los agromercados estatales es tan poco que no resulta una fuente idónea de abastecimientos, a lo que hay que añadir que no tiene una calidad comparable con lo que ofertan los cuentapropistas.

Sin embargo, al régimen le conviene este segundo grupo, porque siempre van a estar preocupados por resolver, y no les alcanzará el tiempo para pensar en política aunque sí tendrán que responder a todas las convocatorias que hace la dictadura a marchas, reuniones, e incluso a las próximas “elecciones” del Poder Popular.

Por su parte, los medios de información anuncian posibilidades de diversiones, ventas de libros, artículos de artesanía, etc., a las que no tienen alcance la mayoría de los trabajadores. En general los que no pueden incorporarse al sector privado, que en estos momentos se afanan por extinguir, basan sus sueños de futuro en irse del país.

La vida para los que tienen que estar amarrados por el cordón umbilical al Estado es bien difícil, tiene matices oscuros que muchas veces llegan a negro; pero a la gerontocracia esto no le interesa, como nunca le interesó a la “piedra” (léase Fidel Castro) cumplir con el programa del Moncada. Es por eso que no se puede adquirir en ningún lugar un ejemplar de La Historia me Absolverá.

Ya se han dado los primeros pasos para comenzar a reducir el sector privado. Se congeló la entrega de nuevos permisos en la mayoría de las especialidades de los trabajadores por cuenta propia y ha habido una gran ofensiva en contra de algunas de las libertades económicas que se habían logrado, entre ellas las cooperativas no agropecuarias; que resultan anticonstitucionales y, por estar determinadas en los Lineamientos del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, estos también tienen la misma condición. Es por eso que, al referirse a este tipo de gestión laboral, hacen referencia a que es experimental.

Se tienen rumores callejeros sobre las nuevas cooperativas de autos estatales que harán el trabajo de los boteros, para los cuales se han reemplazado los antiguos Ladas (negros y amarillos) por carros más modernos, chinos, que cubrirán determinadas rutas; pero los choferes han dejado claro que esto no resolverá el problema del transporte urbano en la capital; así como que, en un breve tiempo, los autos se romperán, porque serán compartidos por dos taxistas durante 20 horas en el día.

Sin embargo, ninguna de estas opciones representa la solución para el problema económico del país, pero el régimen está acostumbrado a poner “curitas” en el momento que las necesita y después se verá lo que pasa. Por ahora lo más importante es quitar de enfrente de la vista de la sociedad, lo que es el progreso de la gestión personal en la economía, porque ello pone en peligro la política. Lo demás no importa.

lunes, 4 de septiembre de 2017

NOTA INFORMATIVA

RED CUBANA DE COMUNICADORES COMUNITARIOS


El pasado 31 de agosto fueron arrestadas Irina Caridad León Valladares y Lisandra Orraca Guerra, en 

la Finca Valle a la entrada del municipio de San Juan y Martínez, donde residen, en la provincia de 

Pinar del Río. Dos oficiales de la Seguridad del Estado en una moto -uno de ellos nombrado Orestes 

Ayala- y una patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) ejecutaron la acción; alrededor de las 

11 de la mañana las bajaron del auto de alquiler en que viajaban, y tomaron un paquete que traían del 

maletero.


Fueron conducidas a la Unidad de la PNR de su localidad y allí las entrevistó el jefe, nombrado capitán 

Reinier (chapa 11524). El oficial les dijo que les estaban incautando un paquete que traían consigo, por

 órdenes superiores, ya que pensaban que podían tener una bomba o drogas.


El bulto en cuestión, había sido recibido, procedente de una ONG de Estados Unidos de América, y 

tenía dentro: 1 tubo de pasta de diente, 5 cepillos de dientes, 3 latas de conservas, 3 cajas de 

gelatina, 2 desodorantes, 5 compotas, 2 nylon de puré de papa, sazones Goya, cuadritos de sopa de 

pollo, 2 paquetes de refresco en polvo, 1 paquete de servilletas sanitarias y 6 barritas de chocolate. 


No obstante, al comprobar que no había una bomba dentro o drogas (lo que indicaría un nivel de 

ineficiencia muy grande en la Aduana del país), no quisieron devolverles el paquete, como si jugaran al 

juego infantil de “Allí fumé”, la policía decía que la Seguridad y estos últimos no daban la cara.


Las dos mujeres permanecieron por espacio de 24 horas paradas enfrente a la Unidad de la Policía, e 

iban de vez en cuando a la Carpeta, a preguntar si alguien las iba a atender, pero la respuesta siempre 

fue la misma: nadie las atenderá.

A ellas se unieron dos disidentes del FANTU (Frente Antitotalitario Unido), que dirige Guillermo Fariñas,

 ellos son: Raudel Álvarez Palacios y Juan Carlos Regalado Tabares, y después de pasar la noche allí 

en horas de la mañana, tras la última negativa decidieron viajar a La Habana, para poder ir a Villa 

Maristas o al Departamento 21 de la Seguridad del Estado para que alguien les diera una respuesta.


En horas de la tarde del día 1ro de setiembre, fueron arrestadas en la Terminal de Ómnibus de Pinar 

del Río cuando se disponían a tomar un transporte para la Habana. Primero las condujeron a la 

Unidad de la PNR de esa cabecera provincial donde les levantaron un Acta de Advertencia y les dieron 

una citación para que se presentaran el sábado 2 a las 9 de la mañana en la Unidad de la Policía de su 

pueblo, y después las trasladaron para San Juan y Martínez.


A la hora señalada estuvieron allí y la oficial de Carpeta les dijo que no había nadie que las atendiera 

porque estaba lloviendo (en el socialismo cuando llueve no se trabaja). Estuvieron esperando más de 

una hora cuando apareció un hombre vestido de civil que dijo ser oficial de la Seguridad del Estado, 

pero no quiso identificarse, porque según explicó: “No me da la gana”.


Llevaron a Irina Caridad León Valladares hacia una oficina con el antes mencionado oficial y le dijo que 

la iba a interrogar porque estaba acusada de alteración del orden público. Ella no quiso prestar 

declaración porque argumentó desconocer quién él era y el susodicho la empujó, a lo cual ella 

respondió con otro empujón hacia él. Intervino la policía para decir que eso era desacato e Irina 

contestó que no sabía que era un agente del orden público. El oficial algo indignado, le prometió –de 

una forma “muy caballerosa” para un representante de la ley”, que le iba a dar un piñazo por la boca y 

le iba a sacar los dientes; al parecer tiene algún trauma contra las mujeres, porque o su mamá o su 

esposa lo golpean. Le levantaron un Acta de Advertencia y le pusieron una multa que ella no quiso 

recibir ni firmar.


Después recogieron los carnés de identidad de ellas dos y de Dagoberto Martínez Martínez, también 

de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios y les dijeron que esperaran fuera del recinto. Allí 

tuvieron el apoyo de los dos miembros de la FANTU que habían estado con ellas el primer día y se le 

sumaron Agustín Linares Álvarez y Eliosbel Garriga Cabrera.


Tuvieron que esperar por espacio de una hora para que les devolvieran los carnés. Desde el momento 

que regresaron a la casa y hasta el día de hoy, han tenido de forma permanente vigilancia con una 

Brigada de Respuesta Rápida.

 

La Habana, 4 de setiembre de 2017