Por: Juliet Michelena Díaz
El enajenado iba armado con un cuchillo y amenazó al dependiente de matarlo; en la primera oportunidad el empleado huyó, saliendo de forma veloz del establecimiento para no ser herido por el agresor; enseguida llamó por teléfono a la policía.
Los agentes del orden público que se personaron, de forma inmediata solicitaron refuerzos, porque el individuo trastornado gritaba que se iba a matar y procedió a enrollarse la camisa en el cuello y con el cuchillo en la mano derecha, daba saltos dentro del pequeño establecimiento.
Después comenzó a amenazar con lanzar el dinero de la caja registradora hacia la calle,donde estaban cerca de cien personas curiosos de lo que sucedía, y le daban coraje a gritos diciéndole: “tíralo, tíralo”.
Después de casi una hora de haber tomado la tienda, seis policías lograron entrar en el local, le echaron spray de gas pimienta en los ojos y lo sacaron esposado de manos y pies.Una vez en la calle, lo introdujeron con violencia en uno de los seis autos patrullas quehabían llegado al lugar.
Algunos de los espectadores les decían a los policías: “abusadores, no le den, llamen a una ambulancia”, un uniformado le respondió: “hay que quitar rápido este espectáculo”.
La Habana, 21 de febrero de 2014.