Por: Jorge Bello Domínguez
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La señora Yolanda Gisela Cruz López, residente en el municipio Güira de Melena, de la provincia de Artemisa, quiso dar a conocer las irregularidades cometidas en su persona, en el ineficiente sistema de Salud Pública cubano. Además, relata cómo tuvo que esperar por más de quince años para que fuese autorizada la realización del trasplante de riñón que necesitaba y explica las fallas que se cometieron durante la intervención quirúrgica a la que se sometió; así como las consecuencias negativas que esto trajo a su persona.
Yolanda tiene 45 años de edad y está domiciliada en la calle 104, edificio 6, apto # 6, del Consejo Popular “Vivian Alonso”. Fue avisada por los médicos especialistas que llevan su caso, en el Hospital Clínico Quirúrgico “Pedro Albarrán Domínguez” (Clínico de 26), ubicado en la capital cubana, para al fin realizarle el trasplante de riñón por el cual estuvo esperando por más de tres quinquenios. Luego de ser intervenida con demora, los médicos le aseguraron que la operación había resultado un éxito, pero la realidad fue todo lo contrario a lo esperado. Estas son sus palabras:
“Fui llamada para trasplantar el sábado 8 de julio –de este año- por los especialistas que me atienden, estuve a la espera de ser trasplantada en una sala de preparación del Hospital desde las seis de la tarde de ese día hasta las 10 y media de la mañana del siguiente, sin explicación alguna, hasta que fui llevada al salón de operaciones donde por fin vería realizado el sueño que por tantos años esperé”. “Ya en fase recuperativa, los doctores me aseguraron que el trasplante había resultado todo un éxito, criterio este que fue cambiando con el paso de los días, al comenzar con los dolores fuertes y dificultad al orinar, sucediendo que a los treinta y ocho días de trasplantado el órgano injertado en mi cuerpo, dejó de funcionar y hoy me encuentro en una situación peor que la de antes, puesto que ahora tengo que volver al quirófano para que me extraigan el inservible riñón y esperar nuevamente a que me digan cuando me pueden volver a operar”.
Ella atribuye el fracaso de la operación -en buena parte- a la demora que tuvieron los médicos en pasarla de la sala pre-operatoria al quirófano, en el cual -según menciona- el órgano a trasplantar estuvo expuesto por muchas horas sin los requisitos y protección que requería.
Esta mujer, quien en anteriores ocasiones ha sido objeto de represalias gubernamentales por sus quejas y reproches contra el inefectivo sistema de salud cubano y cuyas críticas le han dejado el amargo sabor vengativo del Estado que se ha ensañado en su contra, realizando desde un retraso desmedido en la intervención quirúrgica que necesitaba, hasta la reducción drástica de la pensión alimenticia que recibe del Ministerio del Trabajo y la Seguridad Social.
Yolanda continuará dependiendo de las molestas, pero necesarias, sesiones de hemodiálisis que realiza tres veces por semana en el referido hospital, desde hace quince años, para al menos de ese modo, darle un poco más de tiempo a sus días de vida, hasta que concluya la penitencia que le impusieron y decidan volver a trasplantarle el órgano renal que ella tanto anhela.
Artemisa, 21 de noviembre de 2017