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Existen varios países de América, donde hay grupos de inmigrantes chinos, a la zona urbana donde residen se le llama “barrio chino” en inglés “Chinatown”. Aunque por extensión en algunos lugares, se usa para otros naturales de países asiáticos como: Vietnam, Corea y Japón.
En la capital de nuestro país, en la zona de la calle Zanja en Centro Habana, también surgió un reconocido barrio chino, con sus costumbres y culturas arraigadas, así como con la mescla de razas que dio como resultado la mulata china.
Todo tipo de establecimiento se podía encontrar en el lugar, pero en particular se hacen famosos por la comida china y algo de ella traspasó la cultura culinaria cubana: el arroz frito.
El Bar Resurtant Pekín, era uno de estos comercios, estaba ubicado en Zanja y Manrique, y en sus buenos tiempos alcanzó una popularidad incomparable por sus deliciosos platos y exquisita coctelería; abierto veinticuatro horas al público, las personas hacían filas para entrar a disfrutar.
Enamorados, jóvenes, y abundantes miembros de la tercera edad, visitaban el sitio para lograr un día o una noche placentera. Se gozaba de una buena música y algunos bailaban y cantaban.
La comida estaba sazonada de forma espectacular, ofertaban una amplia variedad de platos y en particular muchos acudían por la langosta gratinada, todo servido en una fina y adornada vajilla al estilo oriental, al igual que la estructura del lugar trasladaba en su mente al visitante hacia el continente asiático.
Pero la realidad hoy es bien distinta, pasar por el lugar da tristeza; la suciedad y el abandono en que se encuentra el Restaurant Pekin colman la vista del público de la realidad en que se vive en Cuba en estos momentos.
Contarlo no es creíble sin una evidencia gráfica, hace más de 4 años que está cerrado y los roedores, la inmundicia, el mal olor, el deterioro de sus paredes, entre otras desgracias, se ha adueñado del antiguo espacio que llegó a convertirse en un rincón para los enamorados, sobre todo por el hecho de estar ubicado en un barrio y una zona concurrida por muchas personas en todo el día.
En cualquier momento se derrumba, pero sería otro desastre colateral, al que el pueblo de Cuba está sometido por su empeño de implantar el socialismo y por el bloqueo de los Estados Unidos que nos ahoga. ¡Ah, me confundí!, pensé que estaba escribiendo para el Granma.
La Habana, 31 de octubre de 2017.