Por: Jorge Bello Domínguez
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Residentes de un Consejo Popular en el municipio Güira de Melena, territorio sureño perteneciente a la actual provincia Artemisa, llevan décadas a la espera de que las autoridades gubernamentales del territorio cumplan con lo prometido y acaben de reparar las lodosas calles e infraestructura general de esa zona residencial.
El Pequín, es un asentamiento poblacional güireño perteneciente al Consejo Popular “Vivian Alonso” y cuya fecha de creado data de mediados de los años ochenta del pasado siglo, cuando se gestó un proyecto urbanístico municipal consistente en el otorgamiento y construcción de viviendas a aquellas familias consideradas como casos sociales, cuyas casas presentaban daños de consideración; así como otras que vivían en condiciones deprimentes en cuarterías y ciudadelas de la comarca.
En sus inicios, según versiones de vecinos fundadores, a las familias elegibles se le otorgaba el derecho a la vivienda en la zona y como requisito, debían incorporar a un miembro mayor de edad del núcleo familiar a una especie de micro-brigada constructora, para la fabricación de los que fueron en un principio edificios multifamiliares de dos plantas, con ensamblaje consistente en plaquetas de hormigón prefabricado.
Con el tiempo se expandió el asentamiento a otras personas que solicitaban a la Dirección de Vivienda, un terreno yermo en ese sitio para fabricar sus domicilios con esfuerzo propios. Todo ello dio origen a lo que hoy constituye el asentamiento urbanístico “Pequín”, y en la actualidad tiene un aproximado de tres mil (3000) habitantes y alrededor de cuatrocientas viviendas.
Al recorrer la periferia del reparto, encontramos que posee un lamentable estado de destrucción y suciedad en sus maltrechos viales que muestran estancamientos de aguas lodosas por doquier; calles intransitables por los huecos y el fango; e incontables salideros de agua de las redes principales hidráulicas que forman una especie de cause de río que fluye en su recorrer por varias calles de ese poblado.
Se pudieron recoger criterios de vecinos de la comunidad que dieron sus impresiones sobre el porqué del estado actual del entorno de su área de residencia.
Julio Amador Cruz, fundador del lugar hace treinta y un años, explicó: “Este lugar se crea a partir de los años ochenta donde comenzaron a construir edificios para las familias que vivíamos en cuarterías y casas en mal estado, en un principio, la obra incluía la construcción de un parque, centros comerciales y gastronómicos, escuela primaria, pavimentación de la zona etc., todo eso quedó en planos y proyectos de arquitectura, porque después de construidos los edificios todo pasó al olvido y nunca más aparecieron por aquí”. “Las casas independientes que conforman el reparto vinieron con los años posteriores, puesto que había mucho terreno vacante y comenzaron a otorgarlos a cooperativistas de la agricultura y otros fabricaron de manera ilegal y con el tiempo legalizaron la propiedad del inmueble”. “Tuvieron que pasar treinta años para que instalaran las redes hidráulicas que faltaron y fue tan chapucero el trabajo que una vez terminado había salideros de agua por doquier”. “Tampoco incluyeron nuestra zona cuando pavimentaron parte de las calles de Güira, a pesar del mal estado en las que se encontraba y ya ven como están las arterias viales, esto se cae a pedazos y a los del gobierno no les importa”.
Criterios parecidos refirieron los ciudadanos Virgilio Hernández Martínez, Daysi Briones Montoto, Rafael Cutiño y Yaquima González Puebla, todos residentes del reparto Pequín.
La desatención e incapacidad del gobierno territorial a lo largo de todos estos años, se refleja en las condiciones en las que se encuentra esta localidad güireña, donde como vía alternativa los vecinos han tenido que rellenar los huecos de las calles con desechos constructivos (escombros), para poder transitar y evitar un poco el fanguero existente.
Pero esta solución está lejos de resolver el problema, por el contrario, crea uno mayor, cuando estos escombros se esparcen forman charcos de agua que con los días de estancamiento alcanzan un cierto grado de fetidez alterando el estado epidemiológico de la zona.
Artemisa, 14 de noviembre de 2017