Por: Dagoberto Martínez Martínez
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En la comunidad pesquera de La Coloma, el martes es el día más feliz de toda la semana, ya que se supone que deben entrar los medicamentos en la farmacia del poblado.
Hay que comprender el sentir de todos aquellos -que no son pocos en nuestra comunidad ni en el país- que transitan por la angustia, de la falta de muchos fármacos; situación que se atraviesa desde hace tiempo y cuyas causas la mayoría de nuestro pueblo desconoce, porque “el bloqueo” ya no convence.
Se sabe de la cantidad de medicamentos que se exportan; así como los que se trasladan a los países donde hay médicos cubanos trabajando y según cuentan los que han cumplido misión internacionalista, incineran cantidades de ellos.
Sumergidos en una carencia cuya solución no está al alcance inmediato del sistema, cada semana lo que se recibe en nuestra farmacia local es insuficiente en la mayoría de los medicamentos, que algunos de ellos son vitales para hombres, mujeres y niños que sufren de diferentes padecimientos.
Como es lógico siempre dentro del sistema de salud hay un grupo de personas que se dedica a vender a algunos “activistas” del mercado negro, cantidades que les permita comercializarlos a mayores precios.
Los profesionales del sector de la salud, producto al gran descontrol existente en las farmacias, se tienen que limitar al entregar algún tipo de receta médica a la población, aunque las colas para obtener prescripciones en los Cuerpos de Guardia a veces se hacen interminables para los galenos.
Muchas personas acuden a consultas de especialistas, para lo cual en ocasiones tienen que hacer una larga espera, a veces de hasta tres meses, para poder recibir este servicio médico, y cuando acuden a la farmacia, regresan a sus casas sin medicamento alguno por su prolongada escasez, y tienen que desechar las recetas después del tercer día, porque dejan de ser válidas, y deben comenzar todo el proceso de nuevo.
El sistema de salud -del cual se ha venido vanagloriando durante más de cincuenta años el gobierno- en estos momentos deja desamparada a gran parte de nuestra población.
Pinar del Río, 23 de noviembre de 2017