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El señor Armando Licout Medina, tuvo un derrumbe total en su vivienda desde el ciclón del año 2002, y vive en un cuarto, con dimensiones de cuatro por cuatro, como facilidad temporal y que, en estos momentos, también es un peligro potencial su permanencia en ese lugar.
Él plantea que no está muy seguro si es cierto que ante el gobierno todos somos iguales, ya que el ciclón le destruyó lo poco que tenía y aún vive en una facilidad temporal, desde hace ya quince años. Sin embargo, la propaganda que se ha hecho del reciente huracán Irma, plantea que en otras provincias se les han reconstruido las viviendas a algunas personas que fueron damnificadas, sin contar con otros beneficios de los cuales se hace gala.
Terminó su razonamiento preguntándose cómo es posible que, en tantos años en la provincia de Pinar del Río, no hayan sido capaces las autoridades de garantizarle a este sector de la población afectado por los ciclones, y que es tan vulnerable, lo más preciado para ellos en estos momentos, que es la vivienda.
Es cierto que según notas informativas que ha dado el propio régimen se les han vendido –a personas damnificadas en otras provincias- materiales de la construcción y avituallamientos para las cocinas, así como colchones, sábanas, toallas y aseo personal, al 50% del precio y en algunos casos se les han regalado; en Pinar del Río, provincia por la que han pasado varios huracanes, esto no sucedió así.
Pablo Valdés, ex trabajador de la Empresa Pesquera de La Coloma, también refiere que desde el 2002 que pasaron los ciclones Lili e Isidoro, vive en una facilidad temporal, tanto él como su esposa e hijos han sido tan afectados que en estos momentos padecen de enfermedades psiquiátricas.
Al menos aquí en Pinar del Río, son muchos los dolientes que cuestionan el famoso principio de este gobierno: “nadie quedará abandonado”.
Pinar del Río, 18 de noviembre de 2017