ÉPor: Judith Muñiz Peraza
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Esto causa desespero y molestias a los viajeros, en particular muy reciente, los que bajaron del tren y tenían que seguir viaje, se dirigieron al ómnibus Manzanillo-Niquero, con chapa 054818, y el chofer informó que podía transportar a los que cupieran sentados, lo que ocasionó que unas 50 personas tuvieran que mantenerse allí de pie en espera del siguiente carro.
La desesperación continuó pues cuando la siguiente guagua apareció, tenía el destino Manzanillo-Habana, por lo que ninguno de los que estaban allí pudo abordarla.
Al fin entró un ómnibus con destino a Pilón, y se produjo un intercambio de palabras fuertes con la tripulación por parte de los viajeros, ya que les informaron que ellos no habían sido autorizados para recoger pasaje de tránsito de La Habana.
Se logró después de casi una hora de estancia en el lugar y de dimes y diretes con los responsables del carro permitieran con mala actitud y protesta, subir al ómnibus a los que tenían destino a Media Luna y Pilón, pero no a los que quedaron allí varados de Niquero.
La insatisfacción de las personas que tienen que viajar a diferentes puntos del país es muy visible, la gente se mortifica y tiene que sacar de sí la ira, cada vez que necesita por algún problema personal moverse dentro de la isla, incluso aquellos que solo van de vacaciones o visita a sus familiares.
Si se conoce que el tren llega solo hasta Manzanillo y que una parte de los pasajeros necesita continuar viaje a otros municipios de la provincia, lo lógico es asegurar un transporte que les permita llegar a su destino lo antes posible, después del cansancio del viaje y lo largo del camino. Pero igual que todo lo que pasa aquí, se puede uno preguntar ¿a quién le interesa?
Granma, 31 de marzo de 2015.