Por: Miladys Carnel González
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Isabel tiene graves problemas de salud, padece de cardiopatía isquémica y el miembro inferior izquierdo está afectado por secuelas de una trombosis, por lo que solo camina valiéndose de un bastón.
En varias ocasiones pidió ayuda en las Oficinas de Bienestar Social, ahora desea no haberlo hecho. Ella trataba de conseguir una chequera y resolver materiales de construcción para arreglar su vivienda, que se encuentra en malas condiciones. También estuvo solicitando otros beneficios, como aseo personal, un colchón, etc.
A Isabel le asignaron una trabajadora social -de unos 30 años de edad- quien se suponía era la persona encargada de gestionar y viabilizar su caso; pero al parecer sus valores humanos eran muy bajos, ya que se aprovechó de la incapacidad de la anciana para robarle algunos artículos personales, tales como: dos toallas, un par de medias y un búcaro antiguo herencia de su madre.
La trabajadora social, quien decía llamarse Yohana, se desapareció con los artículos robados y los papeles de la casa; y nunca más apareció, ni las autoridades competentes le dieron respuesta de su caso, al parecer lo congelaron.
Todavía esta pobre mujer se pregunta: ¿Cómo es posible que yo confíe en un funcionario estatal y este me robe?
La Habana, 12 de abril de 2015.