Por: Martha Domínguez Calero
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En Güira de Melena, municipio de la actual provincia de Artemisa, era extraño el día en que –años atrás- se anduviera por sus calles y no seencontrara en ellas a un señor, al que todos conocían por el apodo de “Operado”, le decían así, porque tenía un riñón de menos.
Habría que decir que era bastante llamativo, ya que siempre andaba casi desnudo, moviendo su cabeza como péndulo de reloj, y muy puntual a la hora de presentarse en la fonda donde almorzaba.
Esta comunicadora tuvo la curiosidad de interesarse por este hombre al que conocí de toda la vida, ya que fue mi vecino durante muchos años; no obstante vine a saber su nombre ahora, casi cincuenta años después de haberlo tratado, se llama Rafael Morales Otero.
No lo vemos por el pueblo, porque para su infortunio se encuentra postrado en una maltrecha cama, sin amparo social y solo atendido por un sobrino llamado José Luis Otero Chao, que en la medida de sus posibilidades le proporciona alimentación, ya que trabaja como agente de Seguridad y Protección y cuando no está en esta labor maneja un bicitaxi; lo que hace que la mayoría del tiempo se encuentre fuera de la casa y Rafael está solo. Algún que otro vecino de vez en cuando le da una vuelta.
El Operado reside en la Calle 88 No.23 entre 105 y 107 en el Reparto Pastorita. Durante mi visita pude conversar con “Papito” que es el alias que todo el mundo dice a su sobrino. Él me contó que está pasando mucho trabajo con su tío, ya que es el único que lo atiende, porque el resto de los familiares de Rafael, son personas con problemas psiquiátricos.
Agregó que se había personado en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social del municipio para solicitar ayuda para su tío. Allí le comunicaron que para poder buscar a alguien que lo cuidara por el día, debía entregar la chequera con la pensión de 200 cup (moneda nacional) que recibe mensualmente; debido a que la persona a la que se le encomendara el cuidado de Rafael debía recibir un salario.
“Como es natural yo no estuve de acuerdo”, dijo Papito y añadió: “porque aunque esta cantidad es nada, apenas llega a 8 cuc, es algo que me sirve para darle su alimentación”.
“Durante esta visita, también pregunté por la posibilidad de culeros desechables que me habían dicho le darían una vez al mes, junto con jabones, una dieta y algunas otras cosas que prometieron y que nunca han llegado, se quedaron en eso, en palabras”, afirmó decepcionado el sobrino.
“También yo tengo mi vida” dijo Papito, “y parte de ella es mi esposa que está enferma”. Continuó su queja: “Todos los días tengo que matarme para poder sobrevivir a esta vida que es muy cara para los cubanos, si se tiene en cuenta los salarios que recibimos. Ruego todos los días que las fuerzas me acompañen para seguir dando pedales en mi bicitaxi, porque ir a solicitar ayuda es por gusto, en bienestar social hacen negocio con la desgracia de los otros, solo hay que pedir que Dios los perdone”.
Los pobladores de Güira, no verán más por sus calles al emblemático “Operado”, que ahora yace en una pequeña cama como un vegetal, olvidado por el sistema que juró protegerlo, garantizando la seguridad social, pero hoy lo marginan en el más absoluto olvido; solo está a merced de su sobrino y de algunos vecinos; así espera su hora final.
Artemisa, 21 de abril de 2015