Por: Martha Beatriz Roque Cabello
Este miércoles 15 de enero, al igual que todos los anteriores desde mediado de noviembre, la policía política -acompañada de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y varios adeptos de la Brigada de Respuesta Rápida- no permitió la entrada a mi casa de los miembros de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, para efectuar la reunión semanal programada.
Como nueva característica, no los apresaron ni llevaron a lugares lejanos, solo les dijeron que no podían entrar. A una pregunta de la comunicadora Maritza Concepción Sarmientos: “¿Hasta cuándo va a ser esto?” la respuesta fue dada por un oficial de la policía política: “Hasta que Martha se porte bien”. Y le expresó que iban a permitir que entrara Arnaldo Ramos Lauzurique, a lo que se adicionó el consentimiento para que también subiera Blanca Hernández Moya, ambos septuagenarios.
Los comunicadores se agruparon en la esquina de Belascoaín y San José, esperando que llegara la mayoría y después fueron frente al balcón de mi casa, desde donde efectuamos la reunión semanal, para el conocimiento público de todo el que quiso oír, en particular de los que pasaban y preguntaban qué era lo que había con tanta policía y personas agrupadas allí.
La lluvia que traía el frente frío, no fue óbice para que se efectuara la reunión, ni tampoco la distancia, porque a través de una jaba y una soguita se salvaron los más de 5 metros desde el balcón a la calle, para brindarles a los participantes el acostumbrado café.
Nadie tiene idea de por qué la policía política se encapricha en esta situación que lo que ha conseguido es despertar el interés de los vecinos de la localidad. Es algo parecido a una novela del dramaturgo estadounidense Eugene Gladstone OꞌNeil (Premio Nobel y 4 veces Premio Pulitzer) en las que acostumbraba llevar a sus personajes de lo sublime a lo ridículo, en los momentos de más alta tensión.
Cada miércoles los comunicadores de la Red Cubana le muestran a la policía política su disposición de seguir trabajando y refiriéndole a los cubanos de dentro y fuera; y también a los que se interesan por lo que pasa en nuestro país, los problemas de sus respectivas comunidades.
La Habana, 16 de enero de 2014.