Por: Jorge Bello Domínguez
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Gerardo padece las secuelas de una trombosis en el lado derecho del cuerpo, que lo ha dejado con dificultad para hablar, desplazarse y además con trastornos cerebrales. Tiene 54 años de edad, y se desempeñaba como albañil y plomero en una dependencia del Ministerio de la Construcción en la localidad, en el momento de sufrir el accidente que lo dejó incapacitado.
Su hija Yoines Milián explicó que ella comenzó con los trámites de jubilación de su padre, por peritaje médico, hace ya más de tres años y ha tenido la suerte de la mayoría de los cubanos que tienen que resolver encomiendas documentales, la han “peloteado” de un lado para otro sin resultado alguno.
Sin pensión monetaria por su discapacidad y sin recibir atención de bienestar social; Gerardo tiene que sobrevivir como puede. Su hija trabaja en la Empresa de Cultivos Varios con un modesto salario y su hermano menor, enfermo de VIH, es mozo de limpieza en el policlínico de la comunidad.
La vivienda de este hombre, permite constatar las pésimas condiciones en que vive y verlo físicamente muestra su mal estado de salud. Él es un damnificado del huracán Charley, pero no ha recibido ningún material asignado para arreglar su casa.
Su hija relata que cuando fue a reclamar a la Dirección Municipal de Vivienda, los funcionarios de esa dependencia le dijeron que esos recursos le habían sido entregados ya a él, según los documentos que allí están archivados; lo que no es más que un fraude, ya que no hay constancia de una firma de ellos en alguno de los documentos y menos de la entrega física de los materiales.
Después de esta reclamación, nadie de ese organismo quiere responsabilizarse con el problema;puesto que ellos nunca han recibido ni un solo bloque para la reparación de la vivienda y por tanto es más que evidente que alguien se apropió de estos materiales y que existe un problema de corrupción.
Aunque es muy difícil la comunicación con José Gerardo, ya que producto de su enfermedad no está en condiciones de establecer un diálogo; se permite dar la señal de aprobación con la cabeza a lo que dice su hija.
Este pobre hombre, a los que todos conocen como “El Papi”, acompañado de sus hijos solo tiene como solución seguir reclamando en el municipio su pensión, los materiales que nunca llegaron y todo a lo que tiene derecho; porque sabe que a niveles superiores hay oídos sordos a las situaciones de personas como él; y si tratara de contactar por ejemplo al Departamento de Quejas del Comité Central del Partido, le trasladarían su solicitud a los mismos que en estos momentos lo están maltratando como trabajador y como ciudadano.
Sus hijos, que conforman una generación inferior a la de Gerardo, tienen el mal ejemplo de que su padre, después de tantos años de duro trabajo y sacrificio, ha sido tratado como un objeto desechable.
Artemisa, 20 de octubre de 2015.