Por: Dr. Santiago Emilio Márquez Frías.
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Desde hace varios años Mario Francisco Reina Rosabal decidió irse del país de manera ilegal en una lancha, el intento fue fallido y fue devuelto a Cuba, pasando por un proceso desagradable por estar controlado por la Seguridad del Estado. Él es vecino de la calle Concordia No. 403 entre Cañada y Paquito Rosales en el municipio de Manzanillo, provincia Granma
Un mes antes de la visita del Papa, su esposa cotizó en la Iglesia de La Purísima Concepción de Manzanillo, situada en Maceo entre Martí y José Miguel Gómez la cifra de 20 pesos para ser transportada ella y su familia a Santiago de Cuba y poder ver a Su Santidad, durante la misa que allí ofrecería.
El día 21 de septiembre a las 6:00 pm, cuando iban a abordar el camión en la calle Saco entre Martí y José Miguel Gómez, un oficial de la Seguridad del Estado que se identificó con su carné, le dijo a él que se bajara, que solo podían asistir su esposa e hija, las cuales no entendieron por qué el hombre no podía asistir y también abandonaron el transporte.
Mario fue conducido en un carro patrulla de la Policía Nacional Revolucionaria hacia la Delegación del Ministerio del Interior, sita en la Avenida Primero de Mayo. Una vez en el lugarí, un oficial que no se identificó, le preguntó a qué iba a Santiago de Cuba y el respondió que a ver al Papa. El oficial lo conminó a que esperara allí, porque le dijo lo iba a ver el Jefe de la Seguridad.
Claro esto nunca sucedió, lo condujeron en otro carro patrullero y lo mantuvieron preso en la Estación de Policía del municipio Yara, a 17 kilómetros de Manzanillo. Allí estuvo hasta el día 25 de septiembre a las 9:00 am en que fue puesto en libertad.
Quiere decir, que por el solo hecho de haber intentado salir de forma ilegal del país, estuvo castigado 5 días en una celda sin poder ver al Papa.
Estas y otras arbitrariedades acompañaron la visita del Papa Francisco, el que ha dejado una secuela de problemas sociales, con los trabajadores por cuenta propia, los mendigos, los presos en libertad condicional y también la oposición interna. Es de lamentar que no se haya oído por parte del Pontífice una sola palabra pública de preocupación por todas estas personas.