Por: Miladys Carnel González.
La sala de cuidados intensivos e intermedios donde la vida de los pequeños se encuentra en manos de Dios y los médicos, está en pésimas condiciones. Las paredes que colindan con las camas de los pacientes se encuentran llenas de moho y hasta plantas de helechos cuelgan de ellas, la humedad es notable; las puertas y ventanas que llegan al “pantry” donde se distribuyen los alimentos están en total destrucción.
La vista del hospital es pésima, pabellones cerrados, salideros de agua, paredes y techos agrietados a punto de colapsar. El centro hospitalario parece cualquier cosa menos un hospital para niños.Todo ello sin mencionar la atención médica.
La Habana, 25 de marzo de 2014.