Por: Arnaldo Ramos Lauzurique
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De forma Inmediata se cerró el recinto, alegando el inicio de una restauración. Ha pasado todo ese tiempo con ese inmueble sin usar, con todo su amplio perímetro cercado y lleno de andamios su estructura y su cúpula. Parece que las obras se seguirán extendiendo en el tiempo sin que se note ninguna prisa en concluirlas.
Aunque habría que decir que por dentro está bastante deteriorado e incluso sucio sus paredes llenas de excremento de murciélago, que pululaban en todos los lugares.
La construcción del Capitolio se inició en abril de 1926, y debía estar terminado el primero de enero de 1928, 22 meses después, para ser sede de la VI Conferencia Panamericana, pero ello fue imposible y se inauguró el 20 de mayo de 1929 por lo que las obras duraron 36 meses.
Con los medios técnicos actuales, de los cuales no se disponían a principios del siglo XX, resulta contraproducente que la restauración ya haya demorado tanto como la construcción original y que al paso que van las cosas, es posible que pasen otros tres años y aún no se haya concluido el proceso.
Lo que sí está asegurado es que ningún otro grupo de disidentes irá a la escalinata a mostrar carteles y gritar consignas contra el régimen.
Este inmueble está en el perímetro de responsabilidad del historiador de la ciudad Eusebio Leal, que al parecer está más interesado en otros asuntos, que son más beneficiosos para permitir entradas económicas.
Se puede tomar El Capitolio como un ejemplo más de la ineficiencia que impera en el país, de la negligencia de las autoridades y de la falta de deseos de superar las dificultades.
La Habana, 14 de mayo de 2015.