Por: Arnaldo Ramos Lauzurique
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Pese a que se pregona por los medios oficiales un supuesto compromiso con los próceres, con la verdad histórica y que se hace énfasis en profundizar su enseñanza en las instituciones educacionales, la realidad es otra, y solo se muestra lo que le resulta conveniente al régimen, como puede comprobarse en algunos ejemplos.
En la calle Monserrate, correspondiente al municipio de La Habana Vieja hay un antiguo busto de Supervielle que carece de información alguna sobre las fechas de nacimiento, muerte y profesión. Este señor pudiera ser un ejemplo de dignidad para las presentes y futuras generaciones, ya que siendo alcalde de La Habana, al no poder cumplir su promesa eleccionaria de darle agua en abundancia a la capital se suicidó; pero no conviene mostrar un ejemplo digno de imitar originado en la llamada “república mediatizada”.
El Parque de la Fraternidad se erigió el 14 de febrero de 1928, con motivo de la VI Conferencia Panamericana que se celebró en esta capital y para la cual acudieron al país varios Jefes de Estado, incluyendo la única visita realizada a Cuba por un Presidente de Estados Unidos de América. Allí se sembró una ceiba, hoy majestuosa, con tierras de todos los países de América presentes.
En el lugar hay una tarja donde se conmemora el evento y debajo de la designación de cada país se registraron los nombres de quienes los representaron. En el espacio dedicado a Cuba fue borrado,queriendo ignorar que en esa fecha era presidente constitucional de la nación Gerardo Machado, que apenas había iniciado su mandato.
Próximo a ese parque hay uno más pequeño donde hay bustos de próceres latinoamericanos como Toussaint Louverture, Alexander Pétion y Miguel Hidalgo, pero existe otro busto -sin ninguna inscripción- lo cual tiene que sorprender a quien pase por el lugar.
En la esquina de Oquendo y Estrella, en el municipio de Centro Habana, dentro del área exterior de una estación de policía hay un lugar cerrado y con arbustos espinosos donde se encuentra una tarja que deja constancia que desde allí partió el 19 de noviembre de 1837 el primer ferrocarril de Cuba,hasta la entonces ciudad de Bejucal, y que tenía por destino enlazar a la capital con Güines. Hay que hacer notar que fuimos el octavo país del mundo que tuvo ferrocarril, el primero fue en Inglaterra diez años antes. La gente pasa por esa esquina sin poderse informar, ya que para ello habría que saber que hay allí y además violar un área oficial.
En el parque que comienza la Avenida de los Presidentes, en el Vedado, hay un pedestal que solo conserva sus zapatos, porque el busto fue arrancado de allí, pertenecía al primer presidente de Cuba, Don Tomás Estrada Palma, que tomó posesión el 20 de mayo de 1902, pero esa parte de lo que sucedió en el tiempo, no la puede conocer el pueblo.
Son solo unos pocos ejemplos que bastan para evidenciar el desprecio del régimen por la historia de la que no se ocupa Eusebio Leal.