Por: Mailín Ricardo Góngora
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En la provincia de Holguín, muchos son los niños que asisten a las escuelas con uniformes escolares viejos o deteriorados, y existen casos en escuelas especiales, en las que algunos niños no tienen uniforme escolar.
Al reclamo de algunos padres por el bono (documento de control para la venta), los directivos de estas escuelas alegan que no tienen suficiente asignación de bonos para todos los niños y jóvenes; sin embargo las tiendas de productos industriales en todo el municipio cabecera se encuentran abarrotadas de uniformes para los diferentes grados escolares, a dos meses de iniciada las clases, se supone que ya todos los niños tengan este recurso ¿cómo puede ser posible que las tiendas estén llenas de uniformes escolares y muchos niños aún no cuenten con ellos? ¿Acaso no están destinados esos uniformes para los escolares holguineros?
Los uniformes comprados para niños y jóvenes, son arreglados por sus familiares a la talla y medida de los que lo van a usar, cuando terminan el grado ya apenas les sirven, y en la mayoría de los casos se presentan viejos y desgastados de lo tanto que tienen que ser lavados; ya que las posibilidades de adquisición se limitan a: dos uniformes para preescolar, dos en tercer grado, dos en quinto grado y dos para la secundaria básica en el séptimo grado.
Pero no obstante al inicio de cada curso escolar, los maestros y directivos le exigen hasta con amenazas a niños y padres el uso completo del uniforme, sin tener en cuenta que cada uniforme tiene que tener un uso –casi diario- de como mínimo diez meses y a muchos se les quedan cortos y apretados.
Si se tiene en cuenta todos los establecimientos de comercio minorista, donde se encuentran a la venta los uniformes, con los estantes abarrotados de ellos, se entiende que los organizadores de esta racionalización, piensen que ya todos a cada niño se le ha adquirido el suyo; sin embargo, se le podría otorgar un voto de confianza a los directivos de diferentes escuelas, para que pudieran dar bonos extras, valorando las condiciones del uniforme de muchos niños y de aquellos que no los tienen.
Haciendo un cálculo estimado, si se entregara al menos un bono para cada uno de estos niños, se podría asegurar que aun así continuarían abarrotados de uniformes los estantes de estos establecimientos destinados a su comercialización.