martes, 29 de diciembre de 2015

ESTAMOS TRATANDO DE ESTABLECER COMUNICACIÓN SIN APURO"

ETECSA es un monopolio de Estado al servicio de la policía

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Los usuarios hacen cola afuera de una oficina comercial de ETECSA (foto de archivo)

Los usuarios hacen cola afuera de una oficina comercial de ETECSA (foto de archivo)

LA HABANA, Cuba – Nuestro país tiene algunos records de desarrollo internacional que han quedado marcados en la historia. Por ejemplo, la primera conversación telefónica en español se realizó en La Habana, en octubre de 1877, apenas siete meses después de que le fuera otorgada la patente de su teléfono a Alexander Graham Bell.

Más de un siglo después, en 1994, la telefonía en Cuba comenzó a estar en manos de una nueva entidad monopólica del Estado,  ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A.) cuyas siglas algunos parodian como “Estamos Tratando de Establecer Comunicación Sin Apuro”.

No se puede negar que después del derrumbe del Bloque Socialista en Europa Occidental, esta empresa, conjuntamente con la italiana STET, dio un importante paso en cuanto a la organización y puesta en funcionamiento de una nueva infraestructura en los servicios telefónicos; en particular modernizando la obsoleta red de transmisión nacional, con la construcción de un sistema de fibra óptica hasta lograr la digitalización total. De igual forma un cable que procedió de Venezuela y llegó a Santiago de Cuba a inicios del año 2011, tenía el objetivo de aumentar la velocidad de conexión a Internet, pero esto nunca lo ha podido disfrutar plenamente la sociedad, porque los servicios a la red de redes son muy limitados y extremadamente caros para el cubano de a pie.

También ha ayudado en las comunicaciones la telefonía alternativa, basada en la tecnología de los celulares, que ha permitido que numerosos pobladores que son vecinos de lugares intrincados, puedan disfrutar de ese servicio, aunque aún no hay recepción de la señal en todas las zonas del país.

Estos aspectos positivos que se han alcanzado no llegan a suplir las necesidades de todos, desde el punto de vista social, y mucho menos se pueden comparar con el desarrollo que tiene la telefonía en el mundo. Uno de los principales factores que afectan a la población para el uso de los servicios que hasta el momento se brindan es el costo.

Por ejemplo, si usted quiere disfrutar de un identificador de llamadas, conocido como “call-ID”, en el teléfono fijo de su casa, primero tiene que comprar un equipo para ello, que solo se vende en moneda libremente convertible (CUC, equivalente al dólar) y después tendría que abonar mensualmente 1 CUC, equivalente a 25 pesos, para poder hacer uso de este servicio.

Lo mismo ocurre con los teléfonos celulares: el equipo como tal se vende en CUC y la línea también; y a pesar de que se han rebajado los precios comparado con los inicios, aún es inaccesible el servicio para una gran parte de la población. Además, incluso la recarga de la línea, para poder utilizarla debe hacerse en divisa.

Como si fuera poco, se han proporcionado “facilidades” que también cuestan a los usuarios, como es la transferencia de saldos entre teléfonos, que solo se puede realizar una en 24 horas y que además cuesta 30 centavos de CUC por cada operación de trasladar el dinero propio.

Aunque todo esto molesta a los que compran los servicios de ETECSA, lo peor está en que el Estado, dueño y señor de todo, utiliza la empresa para reprimir no solo a los opositores sino al pueblo en general, lo cual no esconden para nada, ya que son capaces de divulgar por los medios televisivos cualquier conversación de las que hayan grabado, hasta la del ex presidente de México, Vicente Fox Quesada, con Fidel Castro.

Todos los opositores conocemos que las conversaciones telefónicas “siempre” son entre tres personas, porque la policía política oye y graba todo lo que se habla por los teléfonos fijos y celulares. Además tiene las condiciones creadas para suspender –cuando así lo estime– el servicio en ambos tipos de telefonía. Y cabría hacer una encuesta entre los opositores para conocer cuántos teléfonos celulares ha incautado la policía política en uno que otro arresto a cualquier activista, además de los que ha roto y dejado inservibles.

De igual forma se hackean las cuentas de correo electrónico y el acceso a internet. Se mantiene un control tan estricto sobre Nauta –la red de correos electrónicos nacionales–, que ha hecho que este servicio de mensajería haya colapsado en más de una ocasión desde que se instauró. Las fallas han debido ser reconocidas públicamente por el régimen.

Esta sociedad –que quieren mantener cerrada– no va a tener acceso masivo a internet mientras el régimen pueda seguir poniendo pretextos, porque la información es un apoyo fundamental del desarrollo y los cambios de todo tipo, y eso no juega con los planes que tiene la dictadura de estancamiento social para mantenerse en el poder.

El colmo del irrespeto con los usuarios ha llegado en estos días, cuando por motivos de la multitud que se congregó en la Embajada de Ecuador en la Habana, suspendió a un número considerable de opositores el envío de mensajes cortos SMS con el fin de que no se divulgara la verdadera situación existente.

Cuando empresas americanas como Sprint o Verizon Wireless toman iniciativas de negocios con Cuba, para que sus usuarios puedan utilizar los teléfonos de sus respectivas compañías en la isla, deberían conocer que desde el mismo momento en que pisen tierra cubana, sus teléfonos estarán pinchados por la policía política. Para ello cuentan con un ejército de estudiantes y graduados de la Universidad de Ciencias Informáticas, como todos conocen creada bajo los propósitos de la “Batalla de Ideas”.