A pesar de que el gobierno alardea de un supuesto crecimiento de la economía
LA HABANA, Cuba.- Al pago que recibe de forma periódica cualquier trabajador como retribución por cierta actividad productiva, se le denomina salario. Es lo que define la relación contractual de un empleador y un empleado. La remuneración salarial es uno de los aspectos que influye más directamente en la vida diaria de los empleados; para los dueños además de ser un elemento del costo, es un medio que permite motivar a los trabajadores. Sin embargo, para estos últimos representa el nivel de vida que pueden tener.
Con el supuesto fin de hacer cumplir estos postulados, el régimen puso en vigor la Resolución 17, de abril de 2014 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, también para eliminar restricciones administrativas y estimular el incremento de la productividad del trabajo a partir del pago por rendimiento. No obstante, durante el tiempo transcurrido no se han observado resultados positivos de la aplicación de este instrumento legislativo. Por el contrario, muchas quejas por parte de la clase obrera.
Habría que señalar algunas contradicciones con la realidad que se pueden constatar al revisar los Resuelvo de esta Resolución. Por ejemplo, el Quinto establece:
“Para la aplicación de las formas de pago por rendimiento deben cumplirse los requerimientos siguientes: a) organización del trabajo que garantice la utilización racional de la fuerza de trabajo; b) existencia de los registro del cumplimiento de los indicadores y de los resultados del trabajo y c) control de la calidad del trabajo realizado.”
Cualquiera que tenga un poco de conocimiento de lo que sucede en la economía cubana se puede percatar que nada de esto es factible en la mayoría de las empresas; porque precisamente lo que conlleva a la falta de productividad es el descontrol administrativo. A esto hay que adicionarle la falta de contabilidad, algo que en el lenguaje virtual del régimen han dado por llamar “contabilidad no confiable”.
Pero el colmo se legisla en el Resuelvo Noveno, que incluye la suspensión del sistema de pago si en una auditoría la entidad recibe la calificación de Deficiente o Malo. Y es que cada vez que la Contraloría General de la República emite un comunicado público sobre el final de cualquier comprobación a empresas estatales, los resultados son desastrosos, por encima del 80% de los que han sido auditados han sido calificados de Mal.
Este es el intríngulis que ha hecho de la Resolución algo impopular entre los trabajadores, porque, por el contrario de lo que se esperaba, los ha afectado económicamente. Solo por poner un ejemplo, se puede hacer mención de empleado del Sistema de Investigaciones y Proyectos, del cual se conoce que cobraba mensualmente unos 2350 pesos y en la actualidad, después de reestructurado el sistema de pago para implantar este proceso, percibe entre 225 y 250 pesos.
Al parecer, al firmar esta legislación a la ministra Margarita González Fernández se le olvidó que existen serios problemas a nivel nacional para cumplir los planes, por la falta de suministro de materias primas y materiales, rotura de equipos, inversiones que no maduran y el burocratismo entre otros elementos que hacen ineficiente el sistema empresarial y por consiguiente actúan en contra del pago por rendimiento.
No se puede aprobar una Resolución desde un buró, sin conocer lo que pasa en la base, las entidades no están preparadas para atemperar lo legislado, porque en cualquier empresa falta mucho desde el punto de vista organizativo.
Cabe entre otras cosas responsabilizar a los que dirigen el movimiento obrero, porque no tienen el interés ni el conocimiento de los asuntos económicos. Esto ha traído como consecuencia, según expresó el Secretario General de la Central de Trabajadores de Cuba, en el 98 Pleno de esta institución, que muchos trabajadores abandonen sus plazas, no solo por los bajos salarios, sino también por malas condiciones para el desempeño de sus funciones.
Aunque en la pasada reunión ordinaria del Consejo de Ministros, efectuada el 19 de diciembre de 2015, la Ministra del ramo defendió con vehemencia la letra de esta Resolución y aportó argumentos como que en el primer semestre de ese año la productividad del trabajo se incrementó en un 30% y el salario medio de los trabajadores ascendió a 696 pesos, en la práctica nadie ve esto en sus bolsillos y mucho menos en el incremento del nivel de vida y en las posibilidades de aumentar y mejorar la canasta familiar.
Por su parte, en esta misma reunión Raúl Castro convirtió el problema en una situación militar, cuando enfatizó que había que tener exactitud en el impacto de las medidas de carácter estratégico, porque el salario es estrategia.
Todo parece indicar que los economistas que han definido el salario, como por ejemplo Paul A. Samuelson (Premio Nobel de Economía en 1970) y William D Nordhaus, tienen que reestudiar sus efectos en el nivel de vida del pueblo para darle el “carácter estratégico” del que habla el dictador. Y es que de buenas intenciones está lleno el camino hacia el infierno. Entonces se sigue cumpliendo el refrán popular: “Yo me hago el que trabajo y tú te haces el que me pagas”.