Por: Bárbara Fernández Barrera
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Son los escombros los que dan recibimiento a los que llegan al gimnasio. La escena llama la atención por la mala impresión que causa a los que allí concurren. No es la primera vez que imágenes semejantes a esta nos asaltan cuando caminamos por las calles del municipio de San Antonio de los Baños, en la provincia de Artemisa.
Al gimnasio de este poblado artemiseño, al parecer le han cambiado su objetivo, ha pasado a ser de un sitio para hacer ejercicios a un lugar donde arrojar basura.
A veces las explicaciones que dan los directivos a estas situaciones están vinculadas a la demora del carro de comunales en pasar a recoger la basura, por deficiencia de equipos; pero en la mayoría de las ocasiones le echan la culpa a la falta de educación de la población en esta materia que afecta a todos, incluyendo el ornato.
Esta imagen a la entrada de una instalación deportiva no tiene absolutamente nada que ver con el deporte, pues lejos de animar e inducir a una vida sana, lo que hace es un llamado a la falta de salud y a aquello que atenta contra las personas tanto de forma física como espiritual, debido a la falta de valores que hay detrás de una imagen como esta.
La limpieza y organización de un lugar cuyo propósito es que las personas practiquen ejercicios físicos en él, resulta de vital importancia e implica en esta responsabilidad, a más de una entidad estatal como son: la Dirección Municipal de Comunales y la Dirección Municipal de Deportes.
El problema de que no existan micro vertederos en zonas urbanas es algo que va en contra de los que habitan en la localidad, no se piensa en lo perjudicial que puede ser esta despreocupación y las consecuencias que puede traer.
Todos salen a la palestra pública a dar sus criterios personales, opiniones y críticas, pero no lo que se necesita que es la solución. Habría que recordarles a estos funcionarios que algunas de las personas que acuden a este gimnasio lo hacen por indicaciones médicas, lo que implica que no es un lugar de recreación y deportes solamente y que necesitan de él pacientes de diferentes enfermedades.
Como en este caso en particular no hay modo de barajar o disimular tamaña despreocupación, habría que decir que esta situación es un buen punto de partida para que en el municipio se tomen medidas radicales con problemas similares.
Artemisa, 5 de enero de 2015.