Recuperación de los valores éticos
(1ra. Parte)
Algunas personas piensan que el deterioro de los valores éticos se ha producido de forma espontánea, lo que no es totalmente cierto. El poder absoluto que tiene el régimen lo obtuvo precisamente por haber armado -durante años- todo un andamiaje de control en la sociedad, la economía y la política.
La filosofía con la que se concibió el sistema, está basada en el pensamiento y el desarrollo histórico de algunos personajes bien conocidos como: Alejandro “El Magno”, Maximiliano Robespierre, Benito Musolini, José Stalin y Adolfo Hitler.
Para poder consolidar y perpetuar un régimen dictatorial como este, desde su inicio se precisaba disponer de la juventud, lo cual garantizaría la manipulación social a largo plazo; al igual que la pérdida de la autoridad de los padres y la destrucción de la familia, que siempre fue un objetivo prioritario.
De ahí surge la necesidad de eliminar, o al menos debilitar, la transmisión de valores morales a través de la familia, y entre otros: las instituciones religiosas, los textos escolares, los medios de difusión, las escuelas y cualquier otro tipo de asociación privada.
Sería importante recordar algunos hechos que durante el transcurso de estos más de 50 años se llevaron a cabo y contribuyeron a ello.
Se trabajó en el alejamiento de los niños y jóvenes de sus hogares, con diferentes consignas y motivaciones, por ejemplo: con la anuencia o no de los padres, e incluso contra la voluntad de muchos de ellos, miles de niños y jóvenes se hicieron “Cinco Picos”, subiendo y bajando montañas, alejados de sus hogares por varios meses. Más de 100 mil adolescentes –en su mayoría- estuvieron ausentes de sus casas por espacio de casi un año, con el objetivo de llevar a cabo la alfabetización.
Después de confiscarse la enseñanza privada –incluyendo la religiosa- se creó un plan de becas y las escuelas en el campo, donde los estudiantes solo tenían contactos con la familia los fines de semana. También el resto de los educandos debía pasar 45 días alejados de sus padres en las “escuelas al campo”. Miles de jóvenes fueron a estudiar por largos años a países del bloque comunistas, carreras incluso que después no tenían aplicación en Cuba.
Hubo una modificación total del programa educativo, se eliminaron las asignaturas que transmitían valores éticos a la niñez como la Educación Moral y Cívica. Los libros de textos utilizados antes de 1959 –algunos reconocidos en América Latina- fueron eliminados, so pretexto que propagaban supuestos intereses burgueses, entre ellos: el libro de lecturas de Luis Pérez Espinós, la geografía de Levy Marrero y los libros de matemática de Baldor y Mario González.
Los jóvenes fueron engatusados y utilizados con fines militares, empleando como modelo imágenes idílicas de lucha guerrillera; así se convirtieron en milicianos, haciendo guardias nocturnas en centros de trabajo y otros lugares públicos; participaron en guerras bajo el llamado “internacionalismo” en diferentes países de África y América Latina, enlutando a la nación cubana.
En época de confrontaciones armadas -contra el “Imperialismo”- pasaban meses movilizados en campamentos militares, separados de sus familias. En 1963 cuando se creó el Servicio Militar Obligatorio y el Estado se permitió el lujo de apoderarse de los adolescentes desde los 16 años de edad, por un período de 3 años. Esta ha sido la principal fuente de que se nutre el ejército regular hasta la fecha.
Precisamente, para poder manipular el voto de los jóvenes, se decretó la mayoría de edad para cumplir ese objetivo a los 16 años.
Se suprimieron todas las asociaciones fraternales, regionales, recreativas y se confiscaron todos los medios de información privados; se suspendieron las Fiestas Navideñas; las celebraciones y tradiciones, como el día de Reyes; las procesiones religiosas; las costumbres nacionales como la flor en el pecho el Día de las Madres; desaparecieron los festejos regionales, como el Día del … Ausente (en cualquier localidad). Sin embargo, el Estado creó instituciones para el control y adoctrinamiento de los niños y jóvenes como la Unión de Pioneros (UPC) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC); también se recrearon organizaciones estudiantiles como la FEU (Federación de Estudiantes Universitarios) y se fundaron Escuelas de Instrucción Revolucionaria.
Otro elemento utilizado en este contexto fue la separación y destrucción de los lazos de familia y de amistad por motivos políticos, al introducirse el síndrome del enemigo por cada discrepante, opositor o simple escéptico. Con una crueldad extrema se trataron los casos de personas que abandonaban el país –según los parámetros establecidos- de forma definitiva, con los que se prohibía todo vínculo comunicativo.
De esta forma se lograba que los niños y jóvenes obtuvieran “alegremente” la independencia de sus padres. Los progenitores por su parte, la familia en general y el resto de la sociedad, permanecían limitados o impedidos de inculcar valores y tradiciones, quedando ello como competencia del Estado totalitario. Ningún niño puede tomar como ejemplo para cuando sea adulto a su padre, porque desde que ingresan en la escuela deben repetir diariamente: “Seremos como el Ché”.
Aunque estos son solamente algunos elementos de análisis, los resultados de más de medio siglo después, indican que hubo una ruptura en la difusión de los valores morales y se puede afirmar que tres generaciones de cubanos con menos de 60 años, se han formado sin la autoridad necesaria y efectiva de los padres y de la familia.
No obstante, los lazos de familia resultaron ser muy poderosos y en algunos casos, pese a la distancia, volvieron a restablecerse.
La Habana, 9 de noviembre de 2012.