Por: Pablo Blanco Rodríguez
Han transcurrido 6 meses desde que recibió mi familia la desagradable noticia del “supuesto” suicidio de mi hermano recluido en el Centro Penitenciario Combinado del Este.
Su nombre era José Carlos Blanco Rodríguez, y oficialmente se nos negó poder reconocerlo en Medicina Legal, sólo pudimos verlo al llegar a la funeraria, donde constatamos que no se trataba de un suicidio, pues los signos que tenía el cadáver explicaban -claramente- un asesinato.
Solicitamos el esclarecimiento de los hechos a las autoridades del régimen y no hemos recibido respuesta alguna, solo justificaciones, hasta el punto de decirnos que tal incidente fue un error del sistema.
Las entidades que hemos contactado son: DCI (100 y Aldabó), Atención a la ciudadanía del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Dirección de Cárceles y Prisiones, Ministerio de Salud Pública y la Fiscalía General de la República.
En la actualidad, no contamos ni siquiera con el certificado médico de defunción de mi hermano.