Para muchos jóvenes cubanos el haber permanecido años en prisión por infringir la ley en algún punto, no basta para pagar sus deudas con la sociedad, sino que deberán llevar hasta la muerte -como un estigma- la condena que traspasa los muros de las prisiones.
Freddy Tito Romero, vecino de la Calle 22 A, entre 61 y 63, Reparto América, Municipio Cotorro, en Ciudad de la Habana, es otra víctima de la discriminación por parte del régimen castrista. Este joven a pesar de haber cumplido su condena es expulsado de los centros de trabajo y se le impide laborar en otros aún cuando la causa que le imputaron no se relaciona con sus funciones laborales; el joven Freddy Tito, declara:
“Cumplí mi condena hace 2 años y tal parece que sigo preso, donde quiera que voy me investigan por el DNI (Dirección Nacional de Investigación), me sacan los antecedentes penales y me botan de los centros de trabajo. Lo último que hice como trabajador fue vendedor de viandas en un mercado agropecuario en San Miguel del Padrón, el Administrador del mercado me dijo que como me salieron antecedentes penales en la investigación tenía que expulsarme de la tarima. Yo fui encausado por “proxenetismo” pero no me probaron nada y por “convicción moral” me condenaron a 3 años, es como si pensaran que voy a poner a “jinetear” a las viandas del mercado. Esto es una hipocresía del régimen, porque en ese lugar trabajan personas que yo conocí en la prisión y hoy son jefes, también hay otros trabajadores en libertad condicional que todavía tienen que firmar un día al mes en Estaciones de Policía, estas personas son poderosos negociantes vinculados al régimen y por tanto intocables. No se donde está la justicia y la humanidad de este sistema pues tengo tres niños, uno de ellos de sólo 4 meses de edad y una esposa que mantener, solo quiero trabajar y estos “comunistas” me lo prohíben”.
Ciudad de La Habana, 17 de mayo de 2010.
Sucesos narrados por el comunicador comunitario Eriberto Liranza Romero