Sucesos narrados por la comunicadora comunitaria Zoila Hernández Díaz
El puente del municipio La Lisa, ubicado en la calle 51 de esta localidad.
La mala situación de la vivienda en Cuba es generalizada, la mayoría de los divorcios y conflictos familiares surgen precisamente porque varias generaciones de la misma familia, tienen que convivir en la vivienda que data desde sus abuelos o quizás un poco más allá. Pero estas personas prefirieron independizarse y desobedecer la voluntad de quienes por medio siglo los han doblegado y decidieron llevar a sus familiar y vivir debajo de un puente en la capital del país.
Alberto Nubiola Gómez plantea que lleva catorce años viviendo en un casucho que ha construido con esfuerzo propio, que no ha tenido forma de mejorarlo y por mucho que le ha pedido a todas las autoridades en todos los niveles no ha recibido ayuda alguna. Que cuando llueve se moja más dentro que fuera de la vivienda y que lo más que le causa admiración de todo esto es que él fue combatiente a favor de la “Revolución”.
Enrique Boudet Biscet, lleva también 14 años viviendo en este lugar, tiene un niño de seis meses que nació ahí, plantea que ha ido a todos los niveles de la vivienda y no le han facilitado medios para su situación, su casa se filtra por el techo y las paredes. Hace aproximadamente 10 años le están prometiendo que le darán una vivienda y no la ve por ninguna parte. Su salario promedio es de 20 cuc mensuales.
Vismorey Boudet Biscet lleva también el mismo tiempo viviendo en este lugar, posee las mismas condiciones pésimas, se filtra el techo, las paredes están podridas, tiene dos hijos de 12 y 18 años, es de las provincias orientales, no le permiten trabajar, porque vive en un barrio insalubre; por lo que no le hacen cambio de dirección para la Ciudad de La Habana. Padece de una úlcera y fibroma sanguíneo que cuando dice a botar sangre, la hemoglobina le baja hasta 7. El médico de la familia jamás la ha visitado.
Lázaro Acevedo Martínez, casa No.61, tiene filtraciones en el techo, lo único que le han dado es el poquito de teja infinita o de cartón prieto que se aprecian en la foto. La dirección de Viviendas del municipio le plantea que ahora no hay madera y esto se lo vienen diciendo hace más de cinco años, ni siquiera cuando pasó el último ciclón le dieron nada. Posee un familiar diabético dependiente de insulina que convive con él, al cual la doctora de la familia jamás ha visitado. Su salario promedio es de 15 cuc. Es el responsable de vigilancia del CDR (Comité de Defensa de la Revolución).
Todas estas viviendas tienen múltiples características comunes. El río Quibú que les pasa por el costado, las inunda cuando crece. Algunas tienen número de casa y otras no y tienen que pagar la cuota mensual de los Comité de Defensa de la Revolución y de la Federación de Mujeres Cubanas.
Otras Viviendas
El desagüe sanitario va a parar al río, que lo tienen que ruzar mediante un pedazo de piedra.
Algunos niños que habitan en el lugar
Fotos tomadas desde encima del puente
Con toda esta situación aquí el gobierno muestra una vez más su “bondad, generosidad y alta humanidad”
En las próximas fotos se puede apreciar la vivienda ubicada en la calle 204 No. 5140 entre 51 y 59 del propio municipio, la que después de transcurridos 5 años de estar inhabitada, porque la familia que vivía en ella emigró, está siendo utilizada como oficinas de auditoría y han sacado a dos familias necesitadas con niños pequeños que la habitaban sin autorización.
Las siguientes fotos muestran la casa de la calle 69 entre 160 y 162, que es utiliada para trámites de la vivienda en casos migratorios.
Ciudad de La Habana, 15 de marzo de 2010.