Por: Dagoberto Martínez Martínez
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Hace más de dos décadas, en nuestro país se entregan tierras ociosas que al propio Estado le es muy difícil de ponerlas a producir, sin embargo, con una muestra –sin discusión- de valentía, algunos campesinos las han puesto a cultivar. diferentes tipos de alimentos, no solo para alimentarse ellos de forma particular, sino para alimentar a nuestro pueblo que tanto lo necesita.
Estos hombres y mujeres que trabajan la tierra de sol a sol, han buscado de forma objetiva, la productividad y el desarrollo sostenido en sus pequeñas parcelas de tierra, en muchas ocasiones realizando los trabajos con sus propias manos.
Son muchas las historias de estos hombres, que han tenido el afán de mejorar su situación económica, personas –incluso- sin ningún tipo de preparación en cuestiones del manejo de la tierra, no obstante, se han abierto camino hasta alcanzar sus propias metas.
Pero ahora tienen otras preocupaciones, después de conocer que están a punto de perder su pedacito de tierra, que será tomado por las Empresas de la Agricultura, en los diversos territorios de nuestra provincia. Están obligados abandonar sus parcelas y vender los pocos bienes y recursos acopiados en el transcurso de todos estos años de sacrificio y trabajo constante y duro. Baste recordar que para hacerlas productivas tuvieron que luchar contra el marabú y otras plantas parásitas.
El régimen no podía limpiar todas las caballerías de tierras ociosas en todo nuestro país, era un proyecto demasiado costoso, y por lo tanto adoptó medidas urgentes en este sentido; comenzó a otorgar las tierras por usufructo a todo aquel que las solicitara, con el objetivo de limpiarlas y mantenerlas en producción.
Pero las tierras se mantenían siendo propiedad del Estado y es quien decide cuando las vuelve a recuperar, todo parece indicar, según han sido informado estos campesinos, que “los dueños” quieren recuperar el control de las mismas, que, en estos momentos, gracias al esfuerzo de los que creyeron en el régimen mentiroso, tienen listas y limpias para hacerlas producir o dedicarlas a otros proyectos.
Pinar del Río, 7 de diciembre de 2017