Western Union funciona en Cuba con los mismos criterios de trabajo y eficiencia que hacen que la economía del país sea de forma literal: un desastre
LA HABANA, Cuba.- En estos momentos en los que hay una difícil situación económica, el régimen ha estado tratando de incrementar la participación de capital extranjero en Cuba, pero no ha alcanzado el éxito que tanto necesita; en especial en el enclave del Mariel. Son muchos los factores que influyen en el riesgo que deben tomar los dueños de patrimonios que desean participar en la incertidumbre que ello representa. El análisis de la determinación del inversor está también asociado a lo que para cada uno representa; pero si se quisiera tener una idea de cómo funcionan aquí las cosas con respecto al capital extranjero o las relaciones comerciales con alguna empresa foránea, solo habría que referirse al caso Western Union.
Esta empresa estadounidense fundada en 1851 y dedicada a servicios financieros tiene un gran prestigio internacional y lleva ya algún tiempo radicada en Cuba. Pero para los usuarios nacionales no resulta tan eficiente como para el resto del mundo.
Cuando alguien le gira a usted dinero a través de este servicio, le debe comunicar el número de envío, la cantidad y el nombre exacto con que realizó la transacción, que es lo que exigen en cualquier oficina de esta entidad para poder entregarle el monto. Además, usted debe presentarse con su carné de identidad.
Hasta ahí todo parece concurrir de forma normal, quizás con un poco más de rigor que en el resto de los países, pero nada que no se pueda cumplir. Ahora bien, habría que comenzar por detallar la situación de las oficinas. Para los trabajadores resultan incómodas, porque la mayoría trabaja sin aire acondicionado, lo que implica que no usen el uniforme, o que se mantengan con las camisas abiertas e irritados por el calor. Esta situación recuerda la forma que optaron para trabajar los empleados bancarios, cuando se nacionalizó la banca, del buen vestir con traje o guayabera, pasaron a la chabacanería; lo que se puede traducir de la sobriedad a la indigencia. Incluso las mujeres iban a las agencias con rolos y pañuelos en la cabeza. Han sido etapas que no han quedado atrás completamente en lo que al servicio público se refiere.
En lo que a la clientela respecta, la mayoría de las oficinas no ofrece el confort necesario para una estancia de espera. El promedio de espera entre un cliente y otro es de unos 10 minutos.
La demora está basada en que los equipos que se usan para confirmar el envío y documentarlo son muy viejos. Por ejemplo, la impresora es de cinta, corre muy lentamente y utiliza papel sensible para la copia que se le entrega al cliente. Esta, en ocasiones, es ilegible.
Aunque en el documento de entrega dice que no se cobra impuesto, el monto recibido no coincide con el enviado, porque, como se conoce, el gobierno le aplica una tasa de cambio de 0.9708; lo que implica que, si le envían 100 CUC, usted cobra 97.80 en Cuba.
También está el problema de la nominación de los billetes que casi nunca puede ser la que usted quiere, solo la que está disponible. Por ejemplo, si el envío es de 200 CUC y el receptor quisiera dos billetes de cien, no sería posible, la mayoría de las veces hay billetes de 20 y 10 CUC.
Estos inconvenientes no son precisamente los que molestan al usuario cubano y hacen que el servicio no tenga la misma eficiencia que en otros lugares del mundo. Se podría citar una lista larga de desaciertos, pero solo haré mención a los que más se repiten:
Falta de dinero en las oficinas, en algunos casos en todo el municipio y quizás en algunos aledaños
Por ejemplo, los usuarios de 10 de Octubre y Marianao tienen que acudir a Plaza de la Revolución u otro municipio, porque el suministrador no llevó a los diferentes puntos el efectivo necesario. Esta es una de las molestias más graves ya que genera colas de horas en los lugares donde se concentra la posibilidad de recibir el dinero y obliga a los usuarios a trasladarse fuera de su municipalidad, con los problemas que tiene el transporte en el país.
No existe conexión para poder llevar a cabo la transacción
Esto es algo que es común cuando se llega a un centro de pago. El custodio informa que no está funcionando la red y no hay variante alguna para ello; como por ejemplo, una confirmación telefónica del empleado a través del Centro de Servicios de la Western Union que se encuentra ubicado en la calle 8 No.317 entre 3ra. Y 5ta Avenida, en Miramar, Municipio de Playa, que le permita cumplimentar la orden al cliente. Sencillamente la solución es decir: “no hay servicio”. Esto es algo que ocurre bastante a menudo, en particular en algunos lugares. Entre los que más se quejan los usuarios están las oficinas de 3ra y 70 en Miramar y Belascoaín y Zanja en Centro Habana, esta última ubicada en una CADECA (Casa de Cambio).
El operador(a) no se encuentra en su puesto de trabajo
Son varios los pretextos: salió a buscar dinero; está almorzando; fue al baño, etc., y el tiempo de espera puede ser superior a una hora. En una ocasión en la oficina ubicada en 26 y 51, la empleada mandó a buscar a la última persona de la cola -éramos unos 15 clientes esperando- y le dijo que no le diera el último a nadie más, que se iba a almorzar, a pesar de que en ese momento era el único centro con dinero en 3 municipios aledaños.
Es evidente que en estos lugares no existe un jefe al que esté subordinado el operador, porque cierran la dependencia en el momento en que lo estimen pertinente, sin preocuparles siquiera la llegada de personas a buscar dinero.
La lista de ineficiencias es muy larga, todo el que recibe dinero por esta vía tiene su propia mala experiencia. Pero hay que añadir la conexión que tiene FINCIMEX, su agente autorizado en el país, con la policía política. Porque son varios los disidentes que han recibido dinero por esta vía y cuando salen del lugar de recogida, los espera la Seguridad del Estado para quitarles lo recibido.
Así funciona una empresa extranjera acreditada en Cuba, con los mismos criterios de trabajo y eficiencia que hacen que la economía del país sea de forma literal: un desastre.