Río 2016 dejó varios tragos amargos para Cuba
Martes, agosto 23, 2016 | Martha Beatriz Roque CabelloLA HABANA, Cuba.- Las metas que se trazaba Fidel Castro siempre fueron grandes, para él era un placer estar hablando horas y horas de lo que iba a ser y nunca fue. Sus megaproyectos se convirtieron en megafracasos, así fueron cayendo uno por uno a lo largo de estos 57 años. Los más longevos recordarán cuando dijo que se nos iba a echar a perder la leche en la puerta de la casa, porque seríamos un país más productor que Holanda. Pero en sí, las tres joyas de la corona de la “Revolución” eran: la salud, la educación y el deporte.
No había un solo discurso oficial en el que no se hablase de estos tres “logros” de la “Revolución”. Y recuerdo un amigo economista, lamentablemente ya fallecido, que le decíamos “el hombre de los logros” porque siempre afirmaba que había que mostrarse de acuerdo con el avance en estas tres materias. Si aún viviera, estoy segura fuera el primero en reconocer el retroceso.
Aunque se pueden explicar cosas increíbles sobre la salud y la educación, pienso que después de los resultados de las Olimpiadas 2016 es el momento de los deportes, sin que sea preciso un análisis técnico pero sí ponerlo en el contexto social, económico y político; no sin antes recordar que Cuba aspiró a ser sede de unos Juegos Olímpicos.
No obstante, sin haber logrado este objetivo, en la Isla se celebraron los XI Juegos Panamericanos de 1991. Se construyó para ello la Villa Panamericana, con todas sus facilidades deportivas; de las cuales no queda nada que tenga valor social, todo ubicado en la zona de La Habana del Este; se hizo el Velódromo Reinaldo Paseiro y el Complejo de Piscinas Baraguá, entre otras obras.
Se podían contar facilidades como modernas pizarras electrónicas de información al público, sistema de audio e iluminación para las trasmisiones televisivas, cafeterías, baños y taquillas para deportistas y oficiales, enfermería y locales para el trabajo de la prensa nacional y extranjera. En fin, una inversión multimillonaria que permitió mostrar al mundo por una sola vez que Cuba era superior a los Estados Unidos de América, porque en los resultados competitivos quedó en primer lugar con 140 medallas de oro, mientras los americanos solo obtuvieron 130.
Ya en 1992, en los Juegos Olímpicos de Barcelona, se alcanzó el 5to lugar por países con 14 medallas de oro. Aunque el sueño era derrotar a los americanos, se logró mantener entre los 10 mejores lugares por algunos juegos; pero en Pekín 2008 la caída fue grande, y el resultado dos medallas de oro. Entonces se comenzó a considerar aceptable estar entre los 20 primeros países. En Londres 2012, al igual que en estas Olimpiadas de Brasil, se ganaron 5 medallas de oro, y el país se ubicó en el 16 y 18 lugar respectivamente.
La Escuela Internacional de Educación Física y Deportes de La Habana (EIEFD) fue otra de las grandes ideas de Fidel Castro para afirmar el compromiso de Cuba en la capacitación de profesionales en las ramas de la educación física y el deporte en los países del Tercer Mundo. Llegó a tener una matrícula de mil trescientos estudiantes de 71 países subdesarrollados
La medicina se puso en función del movimiento deportivo porque Fidel Castro decidió hacer un laboratorio antidopaje que sería el quinto en América, y lo situó a disposición de los países subdesarrollados. Ello estuvo vinculado con la decisión de Mario Vázquez Graña, presidente de la ODEPA, en julio de 1999, durante la celebración de los Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, de despojar al atleta cubano Javier Sotomayor de su cuarta presea dorada, por dar positivo de cocaína en la orina.
De todos es conocido que cualquier situación que haya vinculada a Cuba, que demuestre algo negativo, es manipulada por el régimen, llegando al extremo de decir que el atleta había tomado té de coca para el dolor de estómago. No obstante, la historia recoge otros nombres de deportistas del patio, de diferentes modalidades que también hicieron uso del doping, con anabolizantes y esteroides.
En medio de la euforia de los triunfos deportivos, comenzaron a “desertar” los atletas en cualquier país del mundo. Los diferentes equipos se veían diezmados por los que no querían regresar, incluso algunos se separaban de la delegación en medio de cualquier competición sin terminarla. El régimen pensó que, como una solución, podría contratar a los jugadores y técnicos cubanos en distintos países, bajo las banderas de las misiones internacionalistas y al principio así lo hizo.
Después surgieron las posibilidades de jugar con equipos de otros países y de regresar a Cuba; pero la cuenta monetaria no les daba a los deportistas, ya que siempre la dictadura se quedó con la mayor tajada. Se decidió entonces entregar algún estímulo monetario a los ganadores, pero, aun así, resultó tan ridículo que a la mayoría no le interesaba.
Toda esta situación ha sufrido una gran evolución. Algunos de los que en un momento dejaron atrás cualquier equipo en un punto del planeta, tienen la posibilidad de que se les permita entrar de nuevo en el país y como es natural exhibir sus triunfos personales; el desarrollo que han obtenido como ente social no se puede esconder.
Pero dos momentos recientes dejan marcado el final de esta joya de la corona: el primero, la victoria del boxeador de origen cubano Lorenzo Sotomayor, que compitió bajo la bandera de Azerbaiyán a costa del cubano Yasniel Toledo; las dos medallas de plata del gimnasta Daniel Leyva, que las obtuvo para los Estados Unidos de América, y el corredor Orlando Ortega, nacionalizado español, que también ganó la plata. Todos ellos se salvaron de tener que dedicar sus trofeos al 90 cumpleaños del “Coma…andante”. El segundo, el escándalo en Finlandia de varios deportistas del equipo nacional de Voleibol ligados a un caso de violación.
Es imposible en tan corto espacio poder brindar la imagen de lo que es el deporte en el país en estos momentos; pero sí puede tenerse una idea de que ha caminado hacia la destrucción, al igual que el resto de las actividades. Si se hiciera un análisis técnico de la falta de facilidades, profesores, entrenadores, escuelas especializadas, habría que ir caminando hacia atrás y llegaríamos incluso al punto en que un niño deja de tomar leche a los siete años de edad. ¿Cómo es posible, sin una buena salud física y mental llegar a ser un buen deportista?
Mientras se pudieron mantener los atletas de alto rendimiento con migajas algunas cosas funcionaron, pero cuando se dieron cuenta de la realidad fueron buscando su libertad de competir, con el fin de hacerse un futuro. Ello ha destruido deportes colectivos, como la pelota, que era la pasión nacional. Roguemos a Dios porque el pueblo de Cuba tenga una reacción semejante a la de los deportistas y busque la libertad de vivir; pero no fuera del país, sino que se quede aquí en nuestra querida isla.