miércoles, 13 de enero de 2010

Me dijeron: no era un desalojo sino una “extracción


   

 

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Ciudad de La Habana, 12 de enero de 2010.


 

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En la calle Norte, # 28, entre Pinar del Río y Santa Clara, Rpto. Párraga, Municipio Arroyo Naranjo, Ciudad de la Habana, vive el joven Francisco Martínez Prade de 32 años de edad, junto a su esposa Yumileisis Cordobés González y sus dos hijos Samuel y Michel de 7 y 11 años, han sido víctimas del abandono y ahora del maltrato por parte de las autoridades cubanas, según narra el joven.

El sábado 10 de Octubre de 2009 nos metimos en este local y el viernes 16 del mismo mes fuimos víctima de un desalojo por las autoridades del Poder Popular y la PNR, nos sacaron todas nuestras pobres pertenencias para la calle sin estar nosotros presente, ese mismo día volvimos a entrar y con la ayuda de los vecinos recuperamos parte de lo que nos habían botado para el camino, ellos no presentaron ningún documento oficial y me dijeron que esto no era un desalojo sino una “extracción”.

La delegada me dijo que ella iba a hacer lo imposible por sacarme de aquí, yo le dije que yo la perdonaba porque soy cristiano y un padre de familia que solo quiere lo mejor para sus hijitos, pero personas  desalmadas como ella son las que necesita el régimen para este trabajo sucio e inhumano. Hoy somos objeto de amenazas, tengo miedo de que nos vuelvan a botar pues no tenemos donde vivir, estamos seguros de que no lo han hecho porque tienen miedo a la reacción de nuestros vecinos ante tanta injusticia. Nosotros desde hace 9 años estamos pidiendo al gobierno una solución a nuestro problema de vivienda y solo hemos obtenido promesas de su parte, nunca han venido a preocuparse por nosotros, si pedimos materiales no los dan, porque dicen que es zona inhabitable, pero tampoco nos ayudan.

Cuando viene un ciclón y nos llevan como ganado quieren que se lo agradezcan, somos para ellos estadísticas para mentir al mundo, lo que tienen que hacer es darnos casas decentes para no vivir en esta miseria tan extrema. Vivimos a orillas de un río que se desborda todas las épocas de lluvia y para colmo todas los baños del barrio descargan en él, esto es insoportable, ya no puedo más. Es por eso que nos metimos en este local abandonado y que está tan malo como mi “casa”, esto se está cayendo a pedazos, pero donde yo estaba ya se derrumbó pues era de tablas y cinc,  además, el agua podrida de las alcantarillas del barrio entraba por todos lados, yo no sé qué reclama el gobierno si esto era un taller de minusválidos que abandonó la (ACLIFIM) “Asociación Cubana de Limitados Físicos Motores” por temor a que se les cayera encima.

Esto es una medida desesperada pues seguiremos en el intento de hacer valer nuestros derechos como familia, yo no quiero que mis niños enfermos vivan en estas condiciones, yo tan bien estoy convaleciente de la misma enfermedad pues contrajimos un estafilococo por las malas condiciones de insalubridad de esta zona, solo nos movimos 50 metros desde donde mal vivíamos anteriormente, y la situación no ha cambiado pues estamos aún mas cerca del río. Mis hijos están enfermos con este parásito que les pudre la piel y yo padezco de hemorragia anal. Sé que esta batalla apenas comienza, por eso pido la ayuda de todos para que estén pendientes de este problema infrahumano que estamos viviendo. Este gobierno le tiene pánico a la prensa independiente y por eso acudo a ella, si el mundo conoce esta situación les será más difícil actuar en mi contra, por lo pronto seguiré apuntalando esta otra choza en espera de que Cuba cambie para el bien de nuestras familias.      

 


      


  

 

Sucesos narrados por el comunicador comunitario Eriberto Liranza Romero