“Cuando un gobierno, que se proclama ante el mundo como gran protector de los niños, se digna a actuar de forma oscura, escurridiza, contra los propios infantes, quedan al descubierto las verdaderas intenciones, de aquellos inescrupulosos dictadores, que se aprovechan de ellos para autoproclamarse justos y generosos”.
Con tales expresiones, intenta desahogar su molestia la ciudadana. Damaris Moya Portieles, residente en calle C, #163, entre Prolongación de Martha Abreu y callejón La Esperanza, Reparto Virginia. Santa Clara, Villa Clara.
“En ocasiones la vida nos tiende pruebas difíciles de entender, aunque no siempre es así, a veces no es la vida, son inescrupulosos individuos que amparados en la fuerza que el poder le ofrece, son capaces de atentar contra lo más hermoso y puro que conocemos, los niños.Más doloroso aún resulta si éstos padecen enfermedades que ponen en riesgo sus vidas”.
“Mí niña de 3 años de edad se llama Lázara Yorgelis Contreras Moya. A partir de su año de vida, comenzó una intolerancia a las leches, provocándole numerosos ingresos en el Hospital Infantil debido a los cuadros diarreicos y vómitos.”
“Después de efectuarle exhaustivos estudios en reiteradas ocasiones, los gastroenterólogos concluyeron que padecía un Síndrome de Mala Absorción de los Alimentos, por lo que le fue autorizada una dieta de leche evaporada”.
“Estas patologías en muy poco tiempo convirtieron a mí hija en una niña desnutrida, por lo que fue necesario una segunda dieta tipo A. La misma consiste en: media libra de aceite, 2 libras de arroz, 2 paquetes de espaguetis, 2 libras de frijoles y 2 de chícharo, 1 de carne de res, todos estos alimentos los recibe mensualmente, más libra y media de carne de pollo cada 2 meses”.
“A pesar de la ayuda que representan estas dietas para las personas pobres, y el cuidado especial que recibe la niña, sus problemas digestivos han continuado, por lo que mayormente se alimenta de la leche evaporada”.
“El pasado mes de diciembre, se corrió el rumor que no vendría más leche evaporada, y a finales del mismo mes el rumor se convirtió en realidad. Desapareció la mencionada leche, sustituyéndola por otra en polvo la cual aluden los funcionarios de comercio, es vitaminada y con mejores propiedades nutritivas que la anterior. Yo no me tomé el trabajo de comprarla en la bodega de productos alimenticios, pues en una ocasión que intentamos alimentarla con ese producto lácteo, estuvo 21 días internada en un centro médico.
El 31 de diciembre en horas de la tarde tomó su ultima leche evaporada, manteniéndose sin ingerir el vital líquido, hasta el día 2 de enero cerca de las 11, 30 p.m. estaba dormida, al despertarla para llevarla al baño noté que estaba desmadejada, las uñitas de los dedos moraditas, sudorosa, cuando logré reanimarla me pidió su lechita, dijo que no podía abrir los ojos porque tenía mareo. La niña estaba en hipoglucemia.
“Al presentarme en el Consultorio Médico ante la Doctora Elizabet, me dijo no tener conocimiento de la situación que existía con la leche, me pidió tiempo para averiguar”.
“Decido asistir a la Sub-Dirección del Policlínico al cual pertenezco, allí me entrevisto con las Doctoras Tania y Oliday, estas son las mediadoras de las dietas ante el municipio. Me informaron que el caso mío requería un ingreso por pediatría, pues tenían que probar nuevamente su intolerancia a otras leches.
El día 5 del mismo mes estando en la Consulta del Pediatra, el médico me dice: “Yo ni doy, ni quito, reclámenle a quien todos saben que quitó la leche, venga el día 7 para ver que hacemos”.
“El día 7 me informa que ya está remitida para ingreso”.
“Intentando conocer las razones de tal injusticia, me comunico vía teléfono con la Empresa de Comercio y Gastronomía, la funcionaria que me atendió, la cual no quiso revelar su identidad, alegó que el país no está en condiciones de seguir costeando dicho producto”.
“Pero si nos presentamos en cualquier establecimiento de la Red de Tiendas Recaudadoras de Divisas, podremos apreciar se encuentra a la venta por el precio de 1.20 CUC la unidad, equivalente a $30 moneda nacional”.
“No me quedó otra alternativa que hacer el esfuerzo y comprarle 2 laticas, soy una madre ama de casa, mí esposo labora como sereno de una escuela, devenga un salario mensual de $310.00 moneda nacional, 12 CUC”.
“Me están prácticamente obligando a poner en riesgo la vida de mí niña al internarla en la sala de gastroenterología lugar este infeccioso.
Están dudando del diagnóstico de prestigiosos especialistas y todo para tratar de encubrir a estos desleales que en la década del 90, pleno Periodo Especial, tuvieron la desfachatez de pararse en el pleno de Naciones Unidas, a hablar en nombre de los niños que en el mundo no tienen un pedazo de pan, parece que olvidaron los que habían dejado en Cuba
¿A quién responsabilizo por la vida de mí hija? Soy una madre desesperada, por favor que alguien me escuche”.
Santa Clara, 25 de enero de 2010.
Sucesos narrados por el comunicador comunitario Guillermo del Sol