Por: Tania de la Torre Montecino
Teléfono: 23574953
La mayoría de las personas gustan de saborear un buen helado, pero se hace difícilencontrar este
alimento. En la entrada del pueblo se encuentra situada la empresa Láctea que se encarga del
proceso del helado; pero la unidad tiene rotura en sus equipos, lo que dificulta la producción y por
ende se ve afectada la población, en particular los niños.
En este desatendido municipio granmense hay dos pequeñas heladerías y una tercera de mayor
tamaño, colindantes todas con el parque Céspedes, un lugar céntrico en la localidad. En estos
momentos todas estas unidades reciben suministros en pequeñas tanquetas que envían -en muy
limitadas cantidades-desde Bayamo y Media Luna; pero las personas se quejan porque tiene muy
mala calidad, incluso en ocasiones contiene pequeños trozos de hielo.
Pero la calidad afecta también otros renglones alimentarios, como, por ejemplo, en la llamada dulcería
La Vajilla, ubicada en la calle principal de nombre Martí, entre Saco y Maceo, recién tuve la
oportunidad de comprar dos dulces a cinco pesos cubanos (cup), conocidos como “gaceñiga” que
estaban envueltos en papel un papel cartucho oscuro, tenían un fuerte y desagradable, sabor a huevo
y dentro se podía ver las cáscaras y pequeños trocitos de bicarbonato.
Por otra parte, los dulces conocidos como “marquesitas” a los que agreganmerengue, indicaba que
eran viejos y que se habían descompuesto dentro de la unidad. En este establecimiento, existen
dificultades, sobre todo en el área de elaboración del producto por no contar con la higiene necesaria.
La panadería ubicada en la calle Villuendas, ofrece paquetes de galletas de sal de no muy buena
calidad, tampoco es algo que se pueda adquirir con frecuencia a pesar que tienen precios de diez y
veinte pesos cubanos. Como no se realizan gestiones administrativas, no hay ofertas –por ejemplo- de
galleticas de dulce para los niños.
Los visitantes que deciden pasar sus vacaciones en este municipio y lo realizan viajando a través del
tren, encontrarán que, en la terminal de trenes ubicada en la calle Final, existe una cafetería, pero no
ofrece nada en su menú y la gastronomíaa este nivel no se preocupa porque haya ofertas.
Solo nos queda pedir a Dios que, entre las dificultades existentes, el calor y la mala alimentación, no
se sume ningún brote de enfermedades en estas vacaciones veraniegas.
Manzanillo, 11 de julio de 2017