Por: Dagoberto Martínez Martínez
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Hubo tristeza para los cubanos, después de escuchar la noticia sobe los sucesos ocurridos en el municipio de Remedios durante sus famosas Parrandas, en las que resultaron más de 20 personas heridas por los fuegos artificiales. Un accidente que al parecer pudo evitarse.
Es sabido que hay peligro en estos voladores que se usan en estas celebraciones; sin embargo, la producción nacional de fósforos ha “logrado” que este pequeño artículo incendiario, no sea ya un peligro, a pesar de que al dorso de la caja esté plasmado: “Mantener alejado del alcance de los niños”.
Es contradictorio, pero la realidad es que la pésima calidad que tienen los fósforos en la mayoría de los casos hace que no se enciendan. En una caja con unas 70 unidades, se podrá encontrar como promedio un 2% que sirva para ser usado.
Son muchas las deficiencias que presenta este producto de gran demanda en el mercado, las más frecuentes son: las cajas pegadas, fósforos sin cabeza otros que no se rallan, la lija de las cajas no está preparada para la cantidad de unidades que trae, cuando se logran pasar por ella 5 o 6, ya no sirve.
Fara Chala Acosta, de 74 años de edad, es mi suegra, ella es fumadora de tabaco hace más de 60 años, se queja de manera constante, del tiempo que hace que no ha encontrado una caja de fósforo que le pueda rallar la totalidad de los fósforos, por su mala calidad.
Criterios como este son muchos los que abundan dentro de nuestra sociedad; se podría pensar que usar fosforeras sería una alternativa, sin embargo, las venden a seis pesos moneda nacional (cup) o cincuenta centavos de cuc, y también su calidad es mala, solo sirven para encender varias veces y después hay que botarlas, porque no tienen ni arreglo.
Los productos que se ofertan en las tiendas del país, son lo que se conoce como pacotilla barata, que existe en los mercados internacionales; y los producidos aquí, como es el caso de los fósforos, no tienen la calidad requerida. Es como si la sociedad tuviera que adaptarse a cualquier “basura”.
Como una anécdota graciosa, está lo que dijo un señor en la parada de un ómnibus cuando trataba de encender su cigarro con unos fósforos que no se lo permitían: “Suerte que no estoy pensando en darle candela a la ciudad de Bayamo, porque me demoraría años en tratar de encontrar fósforos que sirvieran”.
16 de enero de 2018.