Por: María Nélida López Báez
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Es deprimente ver personas revolviendo los latones de basuras en busca de comida, lo que ya resulta abusivo para el pueblo de Cuba. Se arrugan los corazones de los que tienen que vivir esta desgracia, inclusive haberla visto en los días de Navidad.
En este invierno los desamparados registran todo, en busca de alguna cobija para resguardarse del frío o de cualquier alimento para llenar el estómago.
Con el decurso de los años, lo que empezó por unos cuantos mendigos en las calles, se ha convertido en miles de personas en toda la isla, carentes de una economía sólida y sobre todo de una vivienda para resguardarse. Aparecen por doquier, mal vestidos, con escasas ropas y siendo la viva estampa de la desgracia social a la que está condenado nuestro pueblo.
Pero lo más triste es que van a refugiarse en el alcohol, se convierten en dependientes de esta bebida y el poco dinero que consiguen, ya sea por limosnas o porque logren hacer algún trabajo particular, (los contrata la gente para transportar cosas de un lado a otro), lo utilizan en comprar ron.
En mi presencia, una señora del municipio de Centro Habana, el último día del año, bajó de su casa y les dio a dos mendigos que estaban revolviendo los latones, un platico plástico con un poco de arroz, pollo en salsa y tomate de ensalada. ¡Qué alegría para los tres! Ellos por sentirse alimentados y con mucha suerte y la buena dama por servir al prójimo.
Pero las personas sin techo buscan en los latones de basuras, porque comenzaron el año colmados y desbordados, durante cinco días en la mayoría de las calles del municipio Centro Habana, no se recogió la basura. Vecinos de varios lugares, hicieron llamadas a la Dirección de Comunales del Poder Popular, sin conseguir respuesta alguna. Tres personas locales que se pusieron de acuerdo se personaron en las oficinas de esta entidad, ubicadas en la calle Galiano, para quejarse que no soportaban el mal olor, porque al parecer había incluso un perro muerto; entonces fue que se decidieron a llevar un camión para limpiar lo que estaba regado de basura y recoger los latones.
El resultado de toda esta despreocupación, son las epidemias, contaminaciones y otros problemas de salud, en una isla donde no hay medicamentos, y que en estos momentos tiene una atención en los centros de Salud Pública, que puede calificarse de nefasta, debido entre otros aspectos, a la carencia de profesionales, tanto médicos como enfermeros y laboratoristas, por los programas de asistencia que tiene el régimen en otros países, pero después resulta fácil echarle la culpa al “bloqueo”.
La Habana, 16 de enero de 2017