martes, 16 de enero de 2018

NI SECOS, NI MOJADOS

Hace poco más de un año hubo una sacudida en la política migratoria entre Cuba y EEUU

Martes, enero 16, 2018 | Martha Beatriz Roque Cabello 



LA HABANA, Cuba.- Después de haber transcurrido un año de la decisión del expresidente de los Estados Unidos de América, Barack Obama, de poner fin a la Directiva Presidencial conocida por todos como “pies secos, pies mojados”, la mayoría de los que quieren emigrar de Cuba han olvidado hasta el rencor que tuvieron contra el que fuera en aquel momento el inquilino de la Casa Blanca.


Las personas que quieren salir de la isla, que sin discusión —incluso para la dictadura— son muchas, están preocupadas en buscar otras formas de emigrar, con alternativas para diferentes países, en particular de América del Sur (aunque cualquiera da lo mismo). Es por eso que, descartada la posibilidad que ofrecía esta opción se han dedicado a encontrar alternativas y ni siquiera se lamentan de que no exista la viabilidad que hubo hasta el año 2016.


Las estadísticas sobre la inmigración ilegal en los Estados Unidos de América ofrecen cifras oficiales que van desde 41 523 personas de nacionalidad cubana que cruzaron la frontera con México en el 2016 hasta solo 15 135 que lo hicieron en 2017, lo que implica que ha habido una disminución del 64%, pero sigue siendo el país preferido para los cubanos.


De igual forma, aunque las detenciones en el mar se han reducido en el pasado año en un 71%, aún algunos cubanos, en particular los jóvenes, realizan la travesía y tratan por todos los medios de burlar los guardacostas americanos; incluso con el conocimiento que tienen de mantenerse escondidos durante un año y un día para poder aspirar a que se les aplique la Ley de Ajuste Cubano, o como alternativa solicitar un juicio de asilo político en detención, que se pierden en la mayoría de los casos e implican la posibilidad de deportación, aunque cabría señalar que Cuba se ha negado a recibir más de 37 mil ciudadanos que tienen orden de deportación en Estados Unidos de América.


Y es que, transcurriendo el año 60 de la gerontocracia en el poder, sin ningún cambio en la situación política, económica y social en el país, las personas insisten en buscar un futuro fuera de la isla, para lo cual es muy difícil explorar las vías legales; máxime en estos momentos en que, producto de los ataques de algún tipo, a diplomáticos estadounidenses en Cuba que les han causado severas afectaciones de salud, el Gobierno de ese país ha decidido cerrar —casi de forma total— sus actividades consulares.


Esto ha contribuido a crear una olla de presión dentro de la isla, situación que resulta incómoda para la dictadura y que sabe no resolverá hasta tanto no se llegue a una solución en el diferendo diplomático sobre las personas afectadas.


Como acostumbramos a decir, la pelota está del otro lado de la cancha; pero el régimen nos ha adaptado a ver como repite una y otra vez los mismos métodos y palabras, es por eso que el periódico Granma (Órgano Oficial del Partido Comunista de Cuba) en su edición del viernes 12 de enero, cuando se cumplía el año del último acuerdo migratorio, emitió un suplemento especial que tituló: “El camino para una migración ordenada y segura”.


Plantea el rotativo que la política migratoria se ha usado como un arma contra la Revolución y que ha causado la muerte de personas inocentes, así como que ha dañado a los pueblos estadounidense y cubano. Sin embargo, analiza como algo “normal” que no fue hasta el 14 de enero de 2013 que los cubanos tuvieron la oportunidad de viajar al exterior, sin necesidad de tener una “tarjeta blanca” de autorización, comparable con la carta de libertad de los esclavos. Y cómo también los emigrantes legales debían entregar todo lo que les pertenecía al Estado, hubo un momento que debían hasta abandonar sus viviendas con quince días de anticipación a su salida. Ejemplos hay muchos, y recuerdos desagradables también.


El colmo es que piden se cumplan las 20 mil visas que, según acuerdo bilateral, deben entregarse a los cubanos de forma anual y, como si fuera poco, consideran un obstáculo para la normalización de las relaciones migratorias la permanencia de la Ley de Ajuste


En los últimos días hemos tenido que soportar que la dictadura ponga en las manos del Gobierno de Estados Unidos de América, la responsabilidad de que los cubanos no puedan llevar a cabo la reunificación familiar; pero ni siquiera hace mención a quién los desunió, a cómo se rompió la familia y cuánto se robó; sin dudas hasta el postrero centavo de los que salían del país, desde el mismo inicio del régimen.


No hablan de los más de 50 años de sufrimiento de los nacionales que no podían reencontrarse. Los muertos que no pudieron ser llorados de cerca, los niños que no se conocieron, la cantidad de personas que han querido regresar para visitar a los suyos y no se lo han permitido y tampoco de los que pueden viajar y se les aplica una regulación migratoria.


Para todos es bien conocido que el régimen se defiende echando la culpa al “imperialismo”, con su lenguaje virtual y la manera descarada conque envuelve la mentira para que todos piensen que no pueden ver a sus familiares porque el presidente Trump no se los permite. Es por eso que siempre es necesario hacer un poco de historia.


Es posible que en breve estaremos en presencia de incidentes de cualquier tipo, provocados para inclinar la balanza del lado de la gerontocracia. Por eso es necesario que tanto los cubanos de dentro de la isla, como los del exilio, no le permitamos a la dictadura manipularnos a su antojo y dar una visión distorsionada de esta problemática —al igual que siempre— ante la opinión pública nacional e internacional. En nuestras manos está parar esta propaganda.