miércoles, 28 de junio de 2017

¿POR DÓNDE LLEGARÁ EL CAMBIO A CUBA?

¿Qué sector de la sociedad impulsará la llegada de la democracia a la Isla?

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Raúl Castro junto a Ramón Machado Ventura y Ramiro Valdés (foto: rtve.es)

LA HABANA, Cuba.- Es muy difícil para los que estamos involucrados en obtener la libertad de Cuba dejar de pensar en el gran problema en que se ha convertido nuestra patria. En algunas ocasiones quisiera tener una bola de cristal mágica para ver el futuro y conocer cómo, cuándo y quiénes desatarán los acontecimientos que nos permitirán llegar a la democracia. Porque eso sí, que no quepa dudas, la democracia va a llegar.

Apunto a tres posibles sectores de cambio: los trabajadores por cuenta propia que forman parte de la incipiente sociedad civil, los opositores y una parte del oficialismo.

Aún es reciente la situación que se presentó con los taxistas particulares, conocidos de forma popular como “boteros”. Una vez que el régimen quiso controlar el precio del pasaje, hubo una especie de huelga que paralizó buena parte de la movilidad en la capital. Los inspectores entonces afloraron, incautaron autos, pusieron multas; tan solo su presencia fue un motivo para que los “taxistas” no salieran a trabajar. Pero pasado un corto tiempo, abandonaron la escena, la gente siguió pagando lo que pedía el dueño del vehículo por el viaje y la presión de los taxistas hizo que se tuvieran que admitir sus condiciones.

Este no ha sido el único ejemplo del poder de los cuentapropistas. Hace unos meses atrás, el vicepresidente José Ramón Machado Ventura salió a la palestra pública a “defender” al pueblo por los excesivos precios de los productos agrícolas. Se “toparon” los mismos y se hizo un gran movimiento de control; pero el Estado no podía satisfacer la demanda de estos alimentos y, en un abrir y cerrar de ojos, todo volvió a ser lo mismo.

Se podrían poner otros ejemplos, pero estos son suficientes para demostrar la fuerza que puede tener este grupo ante el poder del Estado. La concentración de pequeñas sumas de capital en manos de algunos cuentapropistas (entre estos algunos hijos y nietos de la gerontocracia), hace que algunos productos deficitarios en el mercado estatal solo estén en manos de estos dueños de negocios.

Si estos actores sociales decidieran en un momento de la historia unirse, la presión ante la dictadura sería mucha, porque cada día crecen en cantidad y capacidad financiera; algo a lo que siempre ha temido mucho la cúpula gobernante, saben que “dinero es poder”.

Sin embargo, en el caso de los opositores hay que reconocer que cada día se debilitan más. No se logra ni siquiera la solidaridad entre ellos, no hablo ya de unidad, porque el tiempo ha demostrado que eso es prácticamente imposible. Algunos proyectos han llegado a su fin, ya sea porque sus líderes han emigrado o porque pasan una parte considerable del tiempo en el extranjero. Y no hay dudas que ser disidente y hacer un trabajo sistemático contra la dictadura es tarea para ejecutar dentro de la isla. También algunos sufren la infiltración de la policía política y la inteligencia, y han perdido el rumbo. No obstante, siempre será oposición punta de lanza en el cambio y un ejemplo para el resto del pueblo de que se puede enfrentar al sistema, aunque se corra el riesgo de ir a prisión por largo tiempo.

Y finalmente está el oficialismo, que es en mi opinión el sector más fuerte para provocar un cambio. Dentro de las filas del régimen hay también quienes no están de acuerdo con lo que sucede en el país y sobre todo con los preparativos de acomodo de la “familia real” para el cambio. Quizás sin ser tan evidente como en Nicaragua, ha habido una pequeña piñata donde se han repartido los “caramelos”: casas, autos, cargos, viajes, dinero; en fin, los descendientes del poder, han ido tomando posesión y van heredando puestos claves en la estructura del régimen.

Es importante resaltar que poco a poco se ha ido militarizando la economía. Altos oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior han colgado sus uniformes en perchas para dedicarse por entero a los negocios y también -¿por qué no?- preparar su “economía privada” para el vástago de la familia.

El pasado 20 de marzo, en el espacio “En Persona de la Mesa Redonda”, en el entrevistado Julio García Oliveras, que fuera compañero de José Antonio Echeverría y miembro del Directorio Revolucionario, se pudo constatar falta de confianza en lo que pueda hacer el “relevo” de la gerontocracia:

“Ahora estamos en una etapa de cambios y la juventud necesita dominar todas estas experiencias y que tenga claro el problema de la unidad, con la que hemos derrotado todas las maniobras del enemigo. Si nos dividimos estamos perdidos en un mundo totalmente contrario a una Revolución Socialista (…) Vivo aferrado al concepto de la unidad como el concepto más importante en el que tiene que reflexionar la juventud. Hay que interiorizar el problema de la unidad para lo que venga”.

El discurso político sigue siendo el mismo: todo funcionan bien, hay mucho optimismo. En el Noticiero Nacional de Televisión la mayoría de las noticias recogen una mención a Fidel Castro como el “autor” de todo. ¿Quizás quiere decir esto que su hermano le quiere echar a él la culpa de este desastre en que se ha convertido el país? En todo caso, ya no se escucha la última consigna: “Yo soy Fidel”.

En algún momento, quizás en el menos esperado, veremos los anuncios del cambio que todos estamos necesitando y cualquiera de los factores antes mencionados cooperarán para ello.