La ministra de Justicia, María Esther Reus, ha decidido desde su oficina con aire acondicionado cómo debían realizarse las actividades de los Registros de base
miércoles, enero 27, 2016 | Martha Beatriz Roque CabelloLA HABANA, Cuba.- Si se llegase a celebrar el próximo VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el mes de abril, el gobierno cubano ya tendría adelantado el tema de los lineamientos, pues han dado a conocer recientemente que, de los acordados en el pasado congreso, ha sido cumplidos solo el 21%.
No debió haber sido tarea fácil poder llegar a esta cifra, porque ninguno de estos lineamientos tiene acotada una fecha de ejecución. Sin embargo el hecho de conocer cómo ha sido el desempeño partidista entre un evento y otro, ya es un logro, porque en la celebración del V Congreso se olvidaron por completo de los acuerdos económicos tomados en el anterior y ni siquiera hicieron mención a ellos, quedaron guardados en cualquier gaveta.
Ejemplos como este permiten que se marquen estilos de trabajo para el resto de las organizaciones que pueden seguir el patrón de lo que hace –o deja de hacer- la entidad con mayor rango de dirección del país.
Ya en la era de Raúl Castro (quien, por suerte para los cubanos, no es de mucho hablar en público y menos improvisar) hubo un cambio con relación a la escuela de su hermano Fidel, que se pasaba horas parloteando, ofreciendo villas y castillas que nunca se vieron llegar.
El pueblo se acostumbró a esta forma de politiquería y la tuvo que aceptar sin remedio, aunque en el fondo supiera que eran mentiras para alimentar el ego del dictador.
La mayoría de los actuales dirigentes, al parecer, han estudiado en esta “universidad” y se han graduado con honores; es como si con una varita mágica se pudieran solucionar los problemas, que además acumulan años de creados y afectan al pueblo.
Un ejemplo bien reciente es la legislación referida al Sistema de Registros Públicos, que comenzó con el Decreto Ley 335/15 al cual se le añadieron tres resoluciones complementarias a la firma de la Ministra de Justicia. Estas son: resolución 249/15 Reglamento de la Ley del Registro del Estado Civil; resolución 250/15 Términos para la prestación del servicio notarial; y resolución 251/15 Funcionamiento y la prestación de los servicios de los Registros del Estado Civil.
Mucho antes de que Cuba fuera República, funcionaban los Registros Civiles. Todo lo que afectaba al estado civil de las personas se ponía en notas al margen de la inscripción de nacimiento, que quedaba registrada en enormes libros, en los que se escribía con una letra elegante.
Como es natural, el desarrollo trajo la máquina de escribir y también la computadora, pero allí estaban los ancianos libros dando su apoyo. En un momento comenzaron a escasear el papel carbón, los bolígrafos, los lápices tinta, y la consecuencia fue que se dejó de escribir la historia civil de cualquier ciudadano al margen de su inscripción de nacimiento.
Aquellos “escribanos” con bonitas letras de adorno se convirtieron en oficinistas con poca calificación y muchas faltas de ortografía. El sistema del Registro Civil cayó en crisis, porque no se invirtió en él para actualizarlo y modernizarlo.
La ministra de Justicia, María Esther Reus, decidió desde su oficina con aire acondicionado cómo debían realizarse las actividades de los Registros de base. A partir del 4 de enero de 2016 se suponía que se recibieran –desde el punto de vista social- las mejorías.
Sin embargo, el Noticiero de la Televisión Cubana mostró, en días recientes, el Registro del Estado Civil del municipio Cerro. Sus empleados se ven sufriendo mientras trabajan, el estado constructivo del inmueble es pésimo. Se caen los pedazos de techo, el local se filtra y ya no tienen dónde ubicar los viejos y pesados libros de Registro, que están destruidos de forma visible. Ni tan siquiera tienen asientos decentes donde las personas puedan sentarse a esperar la solución de los documentos que allí solicitan.
Los periodistas del noticiero pudieron haber visitado también el Registro Notarial que se encuentra ubicado en las calles Infanta y Valle, en esta capital, donde se guardan los protocolos de los notarios que se retiran, se van del país e incluso dejan de ejercer la profesión. Esta edificación está en un estado deplorable y también allí sus archivos se están perdiendo.
Hago referencia solamente a dos puntos en la capital, pero por todos es bien conocido que en el interior del país las cosas son aún más difíciles de resolver.
¿Cómo es posible pensar en digitalizar un servicio que se cae a pedazos? Legislar al respecto no es más que una forma de ganar tiempo, porque el problema no es llenar cuartillas, en primer lugar habría que conservar los libros de Registros y llevar a cabo inversiones que permitan recuperar el valor del sistema.