lunes, 2 de mayo de 2011

Conflictos en la sociedad civil: Caso: Fallecimiento del recluso Vladimir Ulises Román Yanes

Memoria Descriptiva: El pasado 16 de abril falleció el recluso Vladimir Ulises Román Yanes, era Licenciado en Economía y cuadro civil del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y fue condenado por dos causas, la no. 5 de 2004 por delito de: Falsificación de documentos bancarios, malversación y daños de documentos en custodia oficial, sancionado a 20 años de privación de libertad, que debía cumplir en una instalación penitenciaria del MININT, y el segundo delito la Causa no.8 de 2005 por Salida Ilegal del territorio nacional, se le formó una sanción conjunta de 20 años de privación de libertad en el Tribunal Militar Provincial de Guantánamo.


Su hija Lidibeth Román Estévez dirigió una carta a su tío Marco Antonio del Rosario Román Yanes, también sancionado y confinado en la Prisión Provincial de Holguín sobre los sucesos ocurridos a su papá durante su reclusión en prisión.

Abril 22 de 2011.

Querido y estimado tío:

Ante todo espero que te encuentres bien, a pesar de las circunstancias que enfrentamos en estos momentos. A continuación te menciono como sucedieron las cosas:

Desde finales del año 2009, mi papá comenzó a presentar problemas de salud referentes a dolencias renales, donde solicitó que lo examinaran porque el dolor en la zona lumbar era muy persistente. Le indicaron varios análisis y entre ellos un ultrasonido, destacándoles imágenes ecogénicas en vejiga y gran inflamación prostática, después comenzó a presentar dolores mucho más fuertes en el caño urinario, pidiendo este que se le aplicara algún calmante para soportar el dolor. Simplemente sin realizar un diagnóstico exacto de la situación de salud que verdaderamente presentaba le indicaron anti-inflamatorios, luego en la consulta que realizó el urólogo en la penitenciaría le indicaron una cistoscopia en el hospital provincial Carlos Manuel de Céspedes de la ciudad de Bayamo, el cual cada vez que lo trasladaban para el mismo siempre el personal que tenía que ver en dicho caso buscaba la justificación para devolverlo al centro reclusorio sin ningún análisis realizado.

En todo este proceso mi papá adelgazó más de 30 libras y con una hemoglobina de 7 hasta 4.5, sin que tuviera una atención humana y un chequeo consecutivo de la situación de salud que él presentaba.

En la primera quincena del mes de febrero del presente año, cuando nuevamente lo llevaron al hospital provincial de Granma (Las Mangas), la compañera anestesióloga al ver las condiciones que presentaba mi papá le indicó con urgencia un hemograma completo y una creatinina, los cuales dieron altamente alterados con una hemoglobina de 4.5 y una creatinina superior a los 700. El urólogo de guardia, Zamora, lo ingresó de inmediato, pero los compañeros que lo custodiaron hasta dicho hospital querían nuevamente regresarlo en esas condiciones al centro penitenciario donde el médico dijo que mi papá estaba en estado crítico por los resultados de los análisis y el alto nivel de deshidratación encontrado. Lo trasfundieron con dos unidades de sangre para mejorarle de forma inmediata la situación de la hemoglobina, y antibióticos para combatir la insuficiencia renal aguda que estaba presentando.

En el horario de la mañana del próximo día lo trasladaron para el hospital Celia Sánchez Manduley en Manzanillo donde le dieron toda la atención necesaria para obtener el diagnóstico final. Le indicaron una biopsia prostática y antibióticos para la inflamación renal que presentaba. Los análisis realizados revelaron un adeno-carcinoma grado dos en próstata, acompañado de una insuficiencia renal crónica donde el urólogo, Vélez, encargado de la situación de mi papá no nos explicó que el oncólogo Molina sugería una extirpación total de la próstata y que ese tipo de operación no se realizaba en dicho hospital.

De inmediato el urólogo realizó un resumen médico para la realización de los trámites extrapenales y el traslado urgente hacia la provincia donde pertenecía, Guantánamo, para que le dieran toda la atención necesaria para que su hija, su única familia, lo atendiera. Después de todos estos diagnósticos concluidos, lo trasladaron nuevamente hacia la Prisión Provincial de Granma y no le hicieron un seguimiento de todos los males presentados.

En varias ocasiones me comuniqué con el mayor Rogelio Hernández Velázquez, jefe del centro penitenciario provincial de Granma, Las Mangas, y con el capitán Omar Ángel Tamayo González, director del Policlínico Provincial de Internos de Granma, conociendo ambos la situación crítica que ya presentaba mi papá, donde únicamente me justificaban, e incluso me dijeron que estaban en los trámites de la extrapenal que ellos habían solicitado y que en varias ocasiones el mayor Rogelio no quiso recibir mis llamadas diciéndole a su secretaria que no me podía atender ni darme ninguna información del estado de salud de mi papá.

Cuando realicé varias visitas a mi papá a la prisión comprobé que eran mentira todos esos trámites, mientras mí papá llevaba más de 20 días sin alimentarse y con un grado de deshidratación demasiado elevado para la situación de salud que presentaba. Cuando fui a ver a mi papá, a mucha lucha, el capitán Omar Ángel Tamayo González, director del Policlínico Provincial de Internos autorizó un suero de dextrosa, y todo se quedó ahí. Sin embargo la compañera médico clínico, Idalmis Bons, al tener en su poder todos los resultados de los análisis realizados a mí papá y presenciado que el mismo presentaba un estado grave de salud y dictado por el médico urólogo Vélez, del hospital de Manzanillo, no fue capaz de poner en vigor todos sus conocimientos adquiridos, y más que eso no fue humana, al permitir que mi papá llegara hasta tales condiciones físicas y al no aplicar el juramento que todos los médicos de este país realizan al concluir sus estudios.

El día antes de yo ir nuevamente a la prisión, trasladaron a mi papá de forma urgente al hospital de Manzanillo, ingresado en la sala de terapia intensiva donde mi hermana y yo nos dirigimos al mismo, permaneciendo allí de forma permanente. El día 8 de abril lo operaron de forma urgente por una peritonitis. Se le realizaron hemodiálisis diariamente porque la presión llego a tener una creatinina superando los mil. Luego, el 14 de abril el oncólogo realizó la cistoscopia diagnosticándole un adeno-carcinoma de vejiga grado 4, de inmediato nos informó que ya la situación de mi papá se había agravado y sin ninguna posibilidad de retroceso en su salud, sus riñones dejaron de funcionar por completo donde el nefrólogo nos informó que la situación renal de mi papá era irreversible, donde no rebasaría muchos días, muriendo el 16 de abril de 2011 a las 8:15 am.

En todo el tiempo que mi papá estuvo en el hospital, ninguno de los responsables de esta situación hicieron presencia ni se motivaron por la salud de mi papá, entregándole al mismo la resolución del Tribunal Militar Oriental el 9 de abril de 2011, porque sabían que ya se iba a morir con 7 días de diferencia a lo sumo.

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Esta información fue leída vía telefónica por Caridad Caballero Batista, de la provincia de Holguín.

Lidibeth es Licenciada en Economía y vive en Pedro A. Pérez No. 1455 entre 8 y 9 sur, en Guantánamo. Su hermana Lidiseth es estudiante de 5to. Año de medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo.


¡ASÍ TRATAN A LOS PRESOS EN LAS CÁRCELES CUBANAS!


La Habana, 28 de abril de 2010.