María Nélida López Báez
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En la calle Neptuno entre Galiano y San Nicolás, desde hace unos seis meses, se puede encontrar a un niño de unos 13 años de edad, desde tempranas horas de la mañana, hasta las 6 de la tarde, sentado en el piso de la acera, tratando de vender unos libros viejos que allí exhibe, la mayoría en mal estado.
Si usted trata de hablar con él se percatará que tiene dificultades en el habla y algún retraso mental, al parecer es por eso que no le gusta que le molesten y le hagan preguntas, porque no las responde. Algo que se debe destacar es que el menor en todas las horas que está allí ubicado, apenas se levanta a comer algo.
Pero no son solo los niños, también personas de la tercera edad viven en esta situación. En la calle San José, entre Galiano y San Nicolás, se puede encontrar a un señor de unos 65 años de edad, que pernocta en cualquier lugar en el municipio Centro Habana.
El hombre está ávido de alimentos y de la forma que se expresa hace pensar que tuvo alguna educación. Perdió su domicilio hace ya muchos años, fuentes dijeron que más de 20, que se encontraba en deplorable estado y vivía sin condiciones para una posible reparación. Todo parece indicar que se ha hecho adicto a la bebida.
Tiene un par de zapatos de uso, pero los considera algo importante y cuando va a andar en los basureros, se los quita e introduce los pies en lo que los cubanos llamamos “jabitas”, que no son más que bolsas plásticas que sirven para transportar cosas.
Tuve algún contacto con él y dijo que en estos momentos no recuerda la dirección de su antigua vivienda y al parecer tiene algunos baches mentales, pues dijo no saber quién era, ni dónde vivía. Alguien que circulaba por la calle en ocasión de tratar de conversar con él, me dijo que era una persona callada y que no pedía nada. No obstante, cuando pasa algún vehículo policial se esconde, porque el lugar a donde lo conducen es muy caluroso y lo que le dan de comer muy malo, aunque es obvio que mejor que lo que encuentra en las calles, pero él prefiera la libertad de moverse y buscar sus miserables alimentos.
No hay dudas, viendo estos casos que deambulan por la ciudad capital, que no hay preocupación por la justicia social y todo es una gran mentira.
La Habana octubre 17 de 2017.