En una escuela, a punto de derrumbe, en la calle Carmen 355 entre Figueroa y Cortina, Santos Suárez, La Habana, se alojan 12 familias en condiciones peligrosas y sin instalaciones sanitarias.
En el segundo piso del derruido edificio vive el matrimonio de Daniel Hodelín Ferrer de 36 años y Yurleani Tamayo Martínez de 29 años, junto con sus dos pequeñas hijas Laura Daniela de 5 años y Lía Estéfani de 3 años.
Ellos ocupan dos aulas de la antigua escuela, una como sala-comedor-cocina y la otra como dormitorio. Carecen de servicio sanitario y hacen sus necesidades en una cubeta, la cul vierten en un depósito provisorio cercano, por lo que existe un hedor permanente en el edificio, con los peligros inminentes para la salud de los niños.
Yurleani, la madre es epiléptica de nacimiento, aunque padecía de crisis leves hasta abril de 2010, en que se agudizaron a raíz de un incidente en que la policía trató de desalojarla de forma violenta y fue golpeada brutalmente delante de sus pequeñas hijas. Actualmente cumple prisión domiciliaria hasta agosto de 2013.
La Habana, 28 de marzo de 2011.
Suceso narrado por la comunicadora comunitaria Lázara Mitjans Cruz