jueves, 8 de marzo de 2018

CONSECUENCIAS DE UNA NEGACIÓN 

Por Manuel Aguirre Labarrere (Mackandal)

Teléfono: 53601217

José Miguel Enriques Llavería, quiere contar su historia, fue amenazado de despido laboral por negarse a pagar el sindicato. Él es economista de profesión y en la actualidad custodio de un centro de educación en el municipio Bauta, perteneciente a la provincia Artemisa.


Aunque no existe ninguna ley que obligue a pagar el sindicato, el no hacerlo impide al trabajador ascender a otro puesto de mejor remuneración económica y puede traerle consecuencias negativas para su jubilación, en caso de ser despedido; hecho que se vuelve más difícil, cuando los proyectos de bienestar social para las personas de la tercera edad, han caído a su nivel más bajo y son muchos los que han visto negado este “beneficio revolucionario”.

El perjudicado explicó que de nada vale pagar el sindicato, cuando no se le garantizan sus derechos como trabajador, además de que sus convicciones le impiden ejercer este ejercicio. Dijo: “Nadie sabe lo que he sufrido, tanto yo como mi familia, por eso me cuesta mucho trabajo ser objetivo respecto a este sistema”.

 

Continuó señalando: “Ya tengo sesenta y dos años y no me puedo jubilar hasta los sesenta y cinco, pero, aunque pudiera hacerlo no puedo, porque con lo que gano, que no llega a cuatrocientos pesos, me muero de hambre.

Hace casi un año llené las planillas para cubrir una vacante de economista en una de las tiendas por divisas que son controladas por los militares, las llamadas TRD y hasta hoy no me han llamado y creo que ya no lo harán; porque como tú sabes, estoy desvinculado totalmente de todo lo que tenga que ver con organizaciones políticas y yo en eso soy radical, si no, ¿dónde quedan mis principios?”

 

Entre sus gestiones, José Miguel fue al Ministerio del Trabajo del municipio y llenó también las planillas para trabajar en el Proyecto Mariel, para tratar de ganar un poco más y seguir adelante. Con posterioridad estuvo en la reunión que convocaron para dar a conocer a los seleccionados y no estaba en la lista.

 

Él se cuestiona: “¿Qué tengo que pensar cuando casi a diario con bombos y platillos se la pasan convocando para trabajar allí y lo anuncian por radio y televisión? ¿O es que mis planillas se van por el caño?”

 

Residente en la Avenida 249 número 14207 altos, entre 142 y 144, en la localidad de Bauta, este señor padece de hipertensión arterial, tiene dolencias circulatorias y fue operado hace dos años de cálculos en un riñón, de lo cual no está recuperado totalmente debido a la regeneración de estas piedras, sin que pueda llevar una dieta adecuada para sus padecimientos a causa de la constante escasez de medicamentos y al alto precio de los productos alimenticios.

 

De concretarse la amenaza se estarla incurriendo en una violación de los derechos al trabajo que tiene este cubano.


Guanajay, 8 de marzo de 2018